De misterio policial a misterio metafísico sin paradas, burlándose del método deductivo de
Dupin,
Sherlock y
Guillermo de Baskerville.
La realidad es algo demasiado complejo como para encomendar el trabajo policíaco sólo a la razón. Hay que gastar suelas (o usar suelas muy gastadas) para resolver un caso (¿o son varios?) que desestabiliza toda la estructura social y política de una ciudad.
No me pareció de los mejores, pero va creciendo a medida que se lee, lo cual ya es un mérito.
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