domingo, 29 de abril de 2007

Mojado, llovido...

El miorrelajante que me recetaron para curar la espalda me detonó el sistema digestivo.
Encima, me resfríe...
¿Por qué siempre me pasan estas cosas en el fin de semana?
Igual, me escapé un rato al cumpleaños de una amiga el sábado a la noche... Y pasé el resto de la noche en el baño de mi departamento.

miércoles, 25 de abril de 2007

Lesionado

El lunes me jodí la espalda jugando al fútbol.
Algo así como una contractura refleja lumbar. "Bruta" fue la adjetivación del traumatólogo, si mal no recuerdo.
Realmente, el dolor no es tan problemático como la forma ridícula en que debo moverme.
En fin, ya tengo lesiones de viejo...

Subverting The Shire and Other Anarchist Thoughts

I'm a big sci-fi and fantasy fan.
But with a taste. Don't try to make me buy any of the fandom stuff, but you'll find for sure in me a good public for intelligent (at least, I hope it sounds intelligent for others too) discussion on the genres.
On that vein, I found two funny and intelligent articles by Michael Moorcock discussing some issues on both genres.
I don't share all the points he made, but he sure made some good ones.
These are the links:
Starship Stormtroopers
Epic Pooh
Enjoy.

Also, there is online a seemly interesting and huge essay on Ursula K. Le Guin's works:
Coyote's Song: The Teaching Stories of Ursula K. Le Guin by Richard D. Erlich.
I'm slowly reading through it. I have no opinion on it yet, other than it seems to cover everything Le Guin wrote.

sábado, 21 de abril de 2007

Mieditus Papa

Si, le tengo miedo a Benedicto XVI.
Y no por su oscuro pasado tal vez nazi, o su brutal conservadurismo fundamentalista (en eso me dan más miedo Bush y Ahmadineyad), si no porque me da miedo y punto.
Veo la foto de Ratzinger y siento que se me erizan los pelitos de la espalda... Un sentimiento instintivo e irracional, tal vez implantado en algún punto de la evolución para prevenirnos de quién sabe que enemigo natural (o sobrenatural) del humano.
No se, al menos el iraní y el yankee parecen personas normales en las fotos: Ahmadineyad se ve como el tío canchero que uno descubre peligroso cuando te lleva a la cancha y se agarra a piñas con la barrabrava contraria. Y Bush parece uno de esos buenazos medio tontos, que si no fuera presidente te tocaría timbre el domingo a la mañana para venderte Atalaya.
Pero Ratzinger... Parece un ser corrupto por milenios de maldad... Parece el Emperador Palpatine de Star Wars...
Parece la imagen que uno tiene de un pedófilo o un vampiro... No cualquiera, si no ese que es el summun de su especie o pathos.
En fin, termino tratando de racionalizar mi miedo.
No es nada de eso, seguramente. Es simple miedo puro, mientras vuelve el Infierno y se va el Limbo.

miércoles, 18 de abril de 2007

Pequeño agregado a la entrada Kosmogonikon

Agregué el siguiente texto en la entrada Kosmogonikon


Retomando el tema de la cosmovisión científica (o pseudo-científica en mi caso) como resultado de una cosmovisión cultural previa, debo decir que la idea de Ouróboros siempre me fascinó, al punto de juguetear con la idea de tatuármelo (y no tengo ningún tatuaje, hasta donde yo veo), y evidentemente tiene una influencia sobre este modelo que propongo.

lunes, 16 de abril de 2007

A fuego lento

Por supuesto, Olaf no tenía que estar ahí, acostado en ese camastro de ese compartimiento, pero estos son los hechos.
El compartimiento en sí era una peculiaridad del buque: estaba en la cubierta "C" de pasajeros, la más baja, casi al nivel de la línea de flotación, donde era usual que las olas llegaran a tapar los ojos de buey de los camarotes, pero separado de estos por un mamparo. Inútil para pasajeros por su falta de servicios, era estanco, cerrado por una pesada compuerta de seguridad y tan próximo a la proa que el agua de mar de la estela era casi lo único visible por el único ojo de buey. Tenía un gemelo en la banda de estribor, ambos tal vez producto de un presupuesto inflado. Los llamaban "las celdas del Sundance".
Olaf había sido descubierto por el segundo oficial durmiendo durante su guardia en la sala de máquinas. En el Sundance de la Bahamas Nordic Lines, navegando por el Báltico en invierno, rumbo a un dique seco de Suecia para hacer una limpieza de casco, cerca de los motores era el único lugar lo suficientemente cálido como para dormir cómodo. Al segundo oficial Rasmussen esta explicación no lo satisfizo, así que mandó a Olaf a limpiar las chimeneas, donde seguramente el frío, aproximadamente diez grados bajo cero marcaba el termómetro, y las rachas de viento no lo dejarían dormir.
Viejo lobo de mar, Olaf, sabiendo que Rasmussen no saldría a cubierta con ese clima, tomó una decisión. La última de su vida: se metió en la "celda" de babor, trabó la puerta y se acostó a dormir.
No lo despertó la explosión (ruidos fuertes se escuchan todo el tiempo en un barco vacío), si no la reverberación apenas audible que la siguió. La temperatura se hizo repentinamente soportable, hasta agradable. Dándose cuenta de lo extraño de la situación, Olaf corrió hacia la escotilla. Cuando la tocó, estaba sospechosamente cálida.
- ¡Mierda! -, dijo Olaf, mientras por su cabeza pasaban los horribles relatos de incendios en barcos y su pulso se aceleraba. Con las manos mojadas, empezó a girar la rueda que accionaba las trabas de la escotilla.
Goteando transpiración (por suerte), abrió la compuerta de un tirón.
Vio un relámpago de luz naranja y negra y azul. Y ya no vio más.
Oyó el rugido del aire caliente entrando en el camarote.
Sintió el impacto de algo caliente que lo rodeaba, que le empujaba la cara.
Olió su pelo chamuscado. El humo entró en sus pulmones y dejó de oler.
Saltó hacia atrás por reflejo, pataleando y manoteando para cerrar la puerta. Un talonazo afortunado bastó.
Se arrastró bajo el camastro y ahí quedó acurrucado en posición fetal, tosiendo, agregando humo a la atmósfera con cada exhalación. El corazón corría una carrera frenética para explotar al máximo el escaso oxígeno que pasaba de los pulmones a la sangre.
Pensado para el Caribe, la calefacción del Sundance no era su fuerte, pero la ventilación era excelente y hacía tiempo que el termostato ya la había activado, contra todo protocolo de seguridad. En unos minutos ya no había humo en la "celda". Tampoco en los pulmones de Olaf, que lentamente recuperaba la calma.
Un dolor intenso le atenazaba la cara y las manos y ahora empezaba a oler a carne quemada, dulce a través del agrio olor del pelo quemado.
Con un gemido, abrió los ojos...
Con un gemido, creyó abrir los ojos: el izquierdo estaba tapado por un coágulo de sangre, pus y piel quemada... El derecho chorreaba como gelatina sobre lo que había sido el pómulo, abriéndose paso por los párpados, que se habían apergaminado y abierto hacia arriba y hacia abajo. Curiosamente, la ceja izquierda estaba tan tupida como siempre.
La cara... ya no tenía cara.
Por suerte, Olaf estaba ciego y no podía verse. Ni tocarse: sus manos estaban despellejadas y era muy poco probable que las terminales nerviosas le transmitieran otra cosa que dolor. Las que no estuvieran calcinadas.
- ¡Dios mío! ¡No! - gimió Olaf. Sus lagrimales secretaron algo de frescura por el infierno de su cara.
Se arrastró hasta salir de abajo de la cucheta y, apoyándose con las manos sobre el colchón (lo que lo hizo gritar), consiguió levantarse.
El dolor lo aturdía. El olor lo mareaba.
La temperatura subía lenta pero constantemente. Parado en el medio del cuartucho, Olaf transpiraba cada vez más. Jadeaba, el aire le faltaba.
- ¡Maldita sea! ¿Por qué? ¿Por qué?
Perdida la orientación, con las manos hacia adelante, tanteando, se movió hacia la pared que no quería, en la que la pintura ya estaba ampollándose.
Apoyó las manos en la pared y siguió empujando. Ya no podía sentir más dolor. Al menos, no con las manos.
Se dio cuenta de que no iba en la dirección correcta porque se le hizo agua a la boca: carne asada.
- ¡Aaaarrrgggh! -. Gritando, corrió alejándose de la pared, tropezó con la cama y voló al otro lado del cuarto. El frío contacto con el frío metal que lo separaba del mar helado tranquilizó el golpeteo irregular de su pecho.
Lloró abundantemente, lo que no le sirvió de nada, pero lo ayudó un montón.
Oía como crepitaba la pintura al reventar las ampollas que se habían formado. Los ejes de los mecanismos de la puerta que pasaban al otro lado estaban brillando levemente rojos, con cierta belleza perversa, aunque esto Olaf nunca lo sabría.
El bamboleo del barco aumentó su frecuencia, señal de que aceleraba. El agua tapaba casi constantemente el ojo de buey.
"Por lo menos no reventaron las máquinas", pensó Olaf, consolándose un poco.
Lentamente, tambaleándose, volvió a pararse, con la espalda pegada a la pared. Dolorosamente, empezó a desvestirse. Las manos no le respondían, ni le daban señas confiables de lo que tocaban y tenía que sacarse. Por lo menos, los dos pullóveres, el buzo, el pantalón, el pantalón de jogging y el calzoncillo largo para estar cómodo. Las partes del cuerpo que las llamas no habían tocado ya se estaban enrojeciendo.
Para cuando terminó con la parte superior de la ropa y sólo tenía una remera, mientras se bajaba los pantalones hasta las rodillas, el Sundance comenzó a girar a estribor, inclinándose para ese lado.
Olaf rodó sobre su hombro y fue a dar con la espalda contra la escotilla.
La remera se prendió fuego inmediatamente. La espalda se le carbonizó, con los poros supurando desesperadamente líquidos que sólo alcanzaban a vaporizarse inútilmente. El grito debió haber atravesado tres cubiertas, pero era muy poco probable que hubiera alguien lo suficientemente desocupado como para oírlo.
Dios debía de estar desocupado, porque el Sundance giró a babor y al escorar envió a Olaf contra la pared exterior, desvanecido.
Giraban a toda máquina y las olas de proa tapaban el ojo de buey todo el tiempo. El metal hacía extraños ruidos al dilatarse.
Cuando Olaf despertó por segunda vez, toda su piel se estaba ampollando.
Deseó no haber despertado nunca. Gritó.
Gritó en tres idiomas pidiendo auxilio y en siete puteando. Y en sueco rezó y lloró.
Al fin, volvió a decidir, sin saber que ya lo había hecho.
A pesar de su estado lamentable, se paró y se dirigió orgullosamente, aunque tanteando, hacia la entrada.
Cuando sus manos tocaron la puerta, fue el siseo lo que le indicó que había llegado. Movió las manos paralelas a la escotilla hasta que encontró la rueda del mecanismo de apertura.
Su idea era aspirar una única y última bocanada de fuego que le abrasara los pulmones.
Junto valor y aferró fuertemente la rueda.
El siseo y el olor se volvieron insoportables. Olaf hizo una mueca monstruosa. El dolor llegó a su punto máximo.
Y la rueda no se movió...
Olaf la soltó con un grito.
Trató otra vez y nada. La carne de sus manos se estaba carbonizando.
- ¡Maldita puerta! ¡Maldito Dios! ¡A la mierda con todos! - Olaf gritaba y pateaba las paredes, la escotilla, la cama y todo otra vez, en una danza grotesca.
Patinó en el jugo que manaba de su carne y cayó sentado.
Rió.
Carcajada tras carcajada, no se tomaba tiempo ni para respirar.
Excitado.
Frenético, se sacó uno de los zapatos reforzados y con él en la mano voló más que corrió hacia el vidrio en el que el agua helada del Báltico golpeaba una y otra vez.
Uno.
Dos.
¡Tres! golpes.
El Sundance, a toda máquina, hundió la proa en una ola.
En ese momento, la sola diferencia de temperatura hubiera bastado para reventar el vidrio.
El agua entró a borbotones, a dos grados bajo cero de temperatura.
El corazón de Olaf se lanzó en una última y fugaz carrera. Oyó, todavía, como el agua se convertía en vapor.
Por supuesto, el paro cardíaco fue la una muerte menos cruel.
¿No te parece, Stephen?

Ariel
1990

sábado, 14 de abril de 2007

Todo es relativo: la supervivencia del más fuerte.


Si hay algo que agradezco constantemente es que haya científicos que dejan de lado la investigación y se dedican a la divulgación.
Vivimos en un universo fascinante al cual la investigación científica trata de entender cada día más y ese entendimiento se especializa más cada día y escapa otro poco de nuestro alcance. Del nuestro como no-científicos y del alcance de científicos especializados en otras áreas. Nunca va a haber demasiados libros, documentales o programas de TV dedicados al tema.
El filósofo natural que podía tener una idea de todo el conocimiento sobre la naturaleza murió con el siglo XVIII, décadas más, décadas menos.
Por eso, estos divulgadores son tan importantes para ponernos en contacto con el universo y tener una imagen de la realidad al menos aproximada a la que se tiene en los límites del conocimiento en todas las áreas.
Aunque me parece mucho más importante el contacto que permite al "común de la gente" con el método científico, una herramienta de pensamiento crítico poderosísima y muchas veces lamentablemente peleada con el tan exageradamente ponderado "sentido común", que, como dice mi madre, es el más común de los sentidos.
Como siempre, ya empiezo a divagar en la introducción y corro el riesgo de hacerla más larga que el asunto...
Así que, al grano.
Gracias a internet llevo años participando en foros de todo tipo en inglés y castellano (además de mi experiencia con personas "reales", que la tengo, aunque no lo parezca) donde encuentro gente muy inteligente haciendo uso de expresiones aparentemente ligadas a un conocimiento científico, producto de la divulgación que tanto alabé antes, pero que son tergiversadas de un modo u otro en formas peligrosas.
Una de las más comunes y aparentemente más inofensivas es el usual "todo es relativo". A veces, precedido o seguido por un autoritativo "como dijo/decía Einstein".
Usar la frase "revolverse en la tumba" parece apropiado... El pobre Einstein pasó su vida tratando de encontrar constantes y sistemas que permitieran desmadejar el intríngulis de sucesos relativos para verlos más allá de su circunstancia espacio/temporal. De esto se trata la Teoría de la Relatividad Especial.
De hecho, la Relatividad Especial se basa en un absoluto, la constante c, que es la velocidad de la luz, igual para todos los observadores, independientemente de su situación espacio/temporal.
Pero veamos aparte la frase en sí: todo es relativo. Simplemente, es una paradoja lógica, similar a la paradoja de Russell. "Todo" es un absoluto, ergo no es "relativo". Si "algo" ("todo") es absoluto, entonces, la frase "todo es relativo" es falsa.
Si uno debiera trazar el origen conceptual de esta frase ya casi parte del "sentido común", hay que irse a la antropología y el Relativismo Cultural, que asimismo es una herramienta de trabajo, pero, en uno de esos casos de polinización cruzada que terminan creando una especie de monstruo, de algún modo fue legitimada por el parecido fonético con la teoría física y expandida más allá de su campo a un estadio ideológico de dudosa legitimidad ética. No es lo mismo justificar el "todo es relativo" con una referencia a un ignoto antropólogo cultural que invocando el nombre de Einstein.
El efecto que este tipo de re-interpretaciones simplistas y hasta falseadas de los conceptos de las ciencias "respetables" tienen en las ciencias sociales hasta el día de hoy es impactante, como con mucho humor demostró Alan Sokal, en su famoso "escándalo". No puedo dejar pasar la oportunidad de recomendar la lectura de su libro Imposturas Intelectuales, producto del susodicho escándalo, tan gracioso como devastador.
Pero tal vez la más horrible, en todo sentido, interpretación libre de una teoría científica aplicada al campo social se da con la Teoría de la Evolución de Darwin, basada en el principio de selección natural.
Inmediatamente se tornó la "supervivencia del más apto" en la "supervivencia del más fuerte" y se creó el "darwinismo social", virtual justificación "científica" para todas las expansiones racistas (imperialismo británico, Manifest Destiny, hasta Mein Kampf) desde que Spencer leyó a Lamarck (no a Darwin), antes de que El orígen de las especies fuera publicado.
Porque el mal llamado "darwinismo social" es simplemente la filosofía evolucionista de Spencer, con ropaje de autoridad prestado por Darwin. Prestado muy a regañadientes, ya que la supuesta teoría de la evolución científica en que se basa es la del lamarckismo, como decía antes, que está conceptualmente en las antípodas de la de Darwin y fue completamente desacreditada exactamente por el darwinismo (salvo en la URSS de Stalin, que se aferró a ellas a través de Lysenko, con resultados desastrosos para el país).
Aunque la tentación es grande, no voy a entrar en detalles de como esta tergiversación puede ser refutada con el propio Darwin. Recomiendo un texto ejemplar (como todos, me atrevo a decir) de Stephen Jay Gould, El tajo más cruelísimo de todos, que se encuentra en su libro Un dinosaurio en un pajar, donde se dedica a destrozar Mein Kampf.
Es todo un tema ver como algo que es sumamente positivo, como la divulgación científica, se puede volver un modo de justificación de las cosas más peregrinas, desde lo más inocente hasta lo más nefasto.
Me deja pensando que así como el cross-breeding entre ciencias de un modo poco riguroso produce esos pequeños y grandes monstruos, lo mismo pasa cuando este saber mal digerido se mezcla con el sentido común. Entonces, tal vez, lo que realmente falta, más que la información científica a nivel lego, es una formación científica un poco mejor del ciudadano. Se necesita gente que cuestione el sentido común, con bases sólidas en el método científico. Que cuestione sus propias creencias, para descartarlas si son falsas o reforzarlas si parten de algo honesto.
Lo que es una excelente apertura para hablar sobre la falsa pelea entre ciencia y religión... Pero mejor dejarlo para otra vez...

domingo, 8 de abril de 2007

Kosmogonikon


De lo que leí el último año, uno de los textos que más me impresionaron fue Eureka de Edgar Allan Poe.
Escrita en 1848, esta cosmogonía relata el proceso "lógico" de creación del universo material por una fuerza espiritual.
Poe llama este ensayo "Poema en prosa", lo que deja mucha tela para cortar sobre la nada inocente visión del autor sobre el lenguaje. Pero lo realmente impresionante es que, a décadas de que Friedman predijera y Hubble corroborara la expansión del universo, uno a partir de la Teoría de la Relatividad General y el otro a través del telescopio, Poe describe un universo con esas características, con el herramental provisto por Newton y su propio cerebro.
¡Ojo! No es que su descripción sea "exacta", en razón de lo que conocemos ahora, si no que es impecable el proceso por el que llega a eso, tan similar a nuestro actual mito cosmogónico científico, el Big Bang y el universo en expansión. El relato es hecho supuestamente por un visitante del año 2848, lo cual, por momentos, parece una explicación razonable: alguien con un profundo conocimiento de la "actual" cosmogonía que tuviera que explicarla en el S XIX con los conocimientos de física de la época contaría una historia bastante semejante, sin meterse con las cuatro dimensiones del continuo espacio-tiempo, ni la curvatura gravitatoria de ese continuo o c (la constante de la velocidad de la luz). Tal vez fue realmente una broma de un viajero en el tiempo...
Una cosa muy interesante que surge como corolario de esta cosmogonía, que se basa en un momento creador de la Deidad y a partir de ahí desarrolla todo el funcionamiento del universo (incluyendo el problema de la homogeneidad, que hasta hoy es uno de los problemas cosmológicos claves), es que realmente se sigue prolijamente como un resultado lógicamente necesario de ese acto creador singular. Ahora, una Deidad creadora es un aspecto cultural Judeo-Cristiano, en este caso relacionado sobre todo a la Historia material, es decir, fuera del espacio mítico de las cosmogonías de otras religiones. ¿Por qué esto es interesante? Porque es exactamente la objeción que Fred Hoyle y Nalin Chandra Wickramasinghe hacen a la teoría del Big Bang: es un producto de una cultura creacionista. Por eso el Vaticano no tuvo problemas con aceptarla y no quemó a nadie en el proceso...
Viendo como sin necesidad del andamiaje teórico/experimental moderno se puede llegar a conclusiones lógicas parecidas sólo partiendo desde el principio espiritual creador y usando las herramientas de la deducción y la inducción (el método científico, se podría decir), uno se tienta a preguntarse sí, efectivamente, las actuales teorías de creación no son más que ingeniería inversa de una secuencia lógica que parte de una premisa cultural...
En fin... De todos modos esta larga introducción, porque eso fue todo lo anterior, me deja el camino despejado para lo que me interesa: mi propia cosmogonía.
A diferencia de Poe, yo no tengo la misma proporción de herramientas de análisis en relación al conocimiento del tema que él tenía en su época, ni fui visitado por un bromista de 3007. Pero nunca me falta entusiasmo a la hora de divagar un poco.
Hablando de poco... Después de tanta intro, lo que escriba va a parecer poco... Bueno, que se le va a hacer...
La cosmogonía que voy a plantear parte de una hipótesis que me recuerda un poco a la magia o a la homeopatía. Esto es, sólo una cuestión de semejanzas sin ningún fundamento físico o matemático que yo conozca o que siquiera esté a mi alcance. O sea, es especulación salvaje.
La idea surge de la supuesta semejanza (¿Ven? Magia pura) entre singularidades escondidas detrás de sus respectivos horizontes de eventos: la simple singularidad del Big Bang y las múltiples de los agujeros negros.
¿Qué es lo que yo sé de esos eventos escondidos? Que uno produjo toda la materia, energía, espacio y tiempo al principio y que los otros se tragan todo eso para no ser visto nunca más.
A partir de ahí, en mi imaginación desbocada se formó la imagen de un universo cerrado, con múltiples "desagües" (los agujeros negros) que llevan todo lo creado a la cloaca central (el Big Bang). Y todo empieza otra vez...
¿Otra vez? No necesariamente, ya que el tiempo es una dimensión más de este modelo y, entonces, se presenta en su conjunto como algo fijo en la Eternidad. Horrible perspectiva desde el punto de vista filosófico para el libre albedrío, pero por suerte existe el Principio de Incertidumbre y a nivel individual recuperamos todas nuestras libertades.
Retomando el tema de la cosmovisión científica (o pseudo-científica en mi caso) como resultado de una cosmovisión cultural previa, debo decir que la imagen de Ouróboros, el gusano que se muerde la cola, siempre me fascinó, al punto de juguetear con la idea de tatuármelo (y no tengo ningún tatuaje, hasta donde yo veo), y evidentemente tiene una influencia sobre este modelo que propongo.
Resulta imposible, al menos para mí, hacerme una imagen cabal de este modelo... Como recordando un sueño casi que intuyo una serie de hipertoroides en N-dimensiones, todos con centro en cada agujero negro y, de algún modo, en el Big Bang... Y casi que visualizo una distribución fractal... Pero es como el eco de un sueño y nada más.

sábado, 7 de abril de 2007

Sueños II

Siguiendo en la veta arquitectónica de los sueños que sueño, recuerdo otros dos elementos más: los cines y los ascensores.
Los ascensores a su vez se pueden dividir en dos categorías básicas, que a veces se intersectan: comportamiento errático y ascensores "complejos".
Los de comportamiento errático simplemente se dedican a volver el viaje en ascensor una suerte de montaña rusa, sin sistema de seguridad y pueden terminar en catástrofe.
Los "complejos" son ascensores que agregan a su movimiento vertical toda una serie de libertades en otros ejes, generalmente a través de un sistema mecánico complejo. Son sueños particularmente divertidos y se encastran con algunos de edificios monumentales.
En cuanto a los cines, casi siempre se relacionan con los sueños de decadencia o mutación edilicia: si empieza siendo un cine de shopping, es probable que termine teniendo las características arquitectónicas cuasi-monumentales de un edificio como la Facultad de Medicina. Las pantallas pasan de Imax a TV de 20" vieja. Desaparecen cortinas pesadas y aparecen paredes desnudas de colores crema sucio. Escaleras y ascensores se reemplazan.
Ir al cine puede ser desconcertante.

viernes, 6 de abril de 2007

Dudas existenciales

Lío ya tiene más de un año y es un gato hecho y derecho,
Bruma todavía no cumple el año y le falta mucho por crecer.
¿Debo mimar a Lío más tiempo porque tiene mayor superficie acariciable?

jueves, 5 de abril de 2007

300

Todos hablan de 300.
¿Por qué ser menos?
Una película que contiene o pertenece a tantos de mis intereses y pasiones: historia, guerra, cómics, griegos, epopeyas en espacios cerrados, actos heroicos y desesperados, imágenes cautivantes, hombres musculosos semidesnudos (¡ups! ¿Lo dije o lo pensé?)... Obvio que tengo algo que decir también.
Antes de verla había leído un montón (pero supongo que una ínfima parte) de todo lo que se escribió al respecto, escuchado el "boca a boca" ( "teclado a pantalla" en muchos casos) y en seguida me produjo un ruido con lo que recordaba del cómic que leí hace unos meses. Así que, ya que leí tanto pre-digerido, decidí que necesitaba refrescarme en las fuentes y volví a leer la novela gráfica antes de ir al cine.
Con Miller, leer no es tan importante como mirar. Su fuerte, aún sobre su condición de guionista, es su capacidad de transmitir él con su dibujo o a través de otros dibujantes un relato que reside más en la diagramación que en la palabra. Un relato en que no sólo lo escrito y lo dibujado cuentan, si no que también como se ven en el conjunto de la página. Tener en cuenta esto, la capacidad de transmitir significados más allá de lo directo y a través de la composición, es importante para entender algunas cosas que no son tan inocentes como parecen en la película y que todo "trabajador de la imagen" conoce y usa (o abusa).
Después de la excelente adaptación que hicieron en conjunto Robert Rodríguez y el mismo Miller de Sin City, realmente esperaba con ganas esta peli. Como dije antes, toca muchos de los tópicos que me interesan.
Bueno... Perdón si divago un poco a diferentes temas y me voy por las ramas constantemente. Y mis disculpas si esto lo lee alguien que no vio la película o leyó el cómic (por suerte, que diga el final no cambia nada, salvo para algún descolgado o educado fuera de nuestro paradigma occidental).
Lo que se vive en la película no es lo mismo que en la historieta, ni desde el relato, ni desde la ideología... Ni siquiera desde la historia...
Esto en sí no es malo, porque para hacer una buena adaptación a un medio diferente, generalmente hay que retorcer el producto original hasta convertirlo en algo potable en el nuevo formato. Pero lo curioso es que la adaptación en este caso parece, si se la mira a vuelo de pájaro, un calco visual y punto por punto a nivel relato del original.
¿Dónde está la diferencia?
Vamos tan ordenadamente como viene a mi cabeza...
Leónidas en la película advierte al mensajero de Jerjes que será responsable por sus palabras y este se horroriza cuando Gorgo, la reina, lo insulta (porque, de hecho, lo trató como menos que hombre), contestando de mala manera. Entonces, cuando Leónidas lo tira al foso, lo hace después de un mensaje edificador sobre el insulto que le hace a su reina y sobre la responsabilidad del uso de la palabra. Esto en el cómic es muy diferente: Gorgo no habla, al mensajero los espartanos lo tratan con socarronería desde el principio y Leónidas lo tira al foso por el mensaje que él quiere mandar, no por lo que haya dicho (mucho menos por insultar a la reina).
Gorgo no tiene el peso que le da la película. De hecho, toda la subtrama política de Esparta es "original" de la peli (esto incluye el discurso del "freedom isn't free and we pay for it with blood"). Esto es lo más evidente y hasta cierto punto no muy molesto... Es que si no, todos los personajes femeninos hubieran sido esclavas de un tipo o de otro, algo impensable para Hollywood. ¡Hubieran parecido mujeres viviendo en las condiciones en que vivían en el siglo IV a.C.! Ok. En Esparta tenían más "libertad", como que podían heredar bienes de sus maridos y participaban en muchas actividades en conjunto antes de casarse, sobre todo deportivas. Y andaban medio desnudas por ahí. Pero no eran oradoras. Sus maridos las podían prestar a sus amigos o guerreros jóvenes para engendrar más espartanos... De hecho, era común que se esperara de ellas que siguieran engendrando espartanos cuando sus maridos pasaban años en campaña.
Frenemos acá un instante para pensar un poco en esto, porque a partir de acá es cuando la obra de Miller y la de Snyder se separan y empiezan a tomar derroteros totalmente diferentes.
Pongámonos en el contexto histórico: estamos a 10 años de que los atenienses les patearon el culo a los persas en Maratón. Los espartanos se la perdieron.
Leónidas es un rey de alrededor de 50 años de edad, casi al borde de la expectativa de vida en esa época y definitivamente entrado en la senectud (en esa época, repito para las almas sensibles). Un espartano desde que nacía hasta que moría se preparaba para pelear. De hecho, se preparaba para tener una buena muerte en batalla. Una batalla para un espartano era como el cumpleaños de quince o el Bar Mitzvá. Se pasaban horas peinándose y poniéndose aceite mutuamente antes de la pelea. Imagínense para un rey de Esparta. Uno que en plenitud de sus fuerzas vio escaparse la oportunidad de cubrirse de honor contra los bárbaros de Darío y ahora se le escapa, lentamente, la vida, sin otra ocupación que masacrar alguna aldea de ilotas (esclavos de Esparta) de vez en cuando. No hay gloria en la rutina.
Entonces, ¿les parece que haya matado a los mensajeros porque insultaron a su esposa o porque pensara en lo mejor para Esparta?
Si todavía no les convence esta explicación, ahondemos un poco más en lo que podría haber sido la mente de un espartano. Ya de movida, el hecho de que llegara a tomar conciencia de sí es un asunto de suerte. Una verruga mal puesta cuando nació, ¡ñácate! ¡Al acantilado! Después, la antítesis de "los únicos privilegiados son los niños"; en Esparta los únicos privilegiados eran los fuertes y no hay nada más débil que un niño. Para cuando llegaban a los 7 años, seguramente habían sufrido más humillaciones y vejámenes que nosotros en toda nuestra vida, eso mientras vivían con sus familias. A partir de los 7, se los alejaba de los suyos (pero recuerden que estas familia también eran de espartanos), y en la agogé, las humillaciones y los vejámenes se sistematizaban con el objeto de volver al niño un espartano, esto es, un guerrero que sólo responde a Esparta. Se les enseñaba a robar, a matar, a ser crueles con los débiles, a mantenerse callados (la palabra "lacónico" viene de Lacedemonia=Esparta; esto los convirtió, al contrario del resto de Grecia, tan abocada a la retórica, en maestros de la respuesta irónica y cortita, el "one liner" del sitcom yankee) y, por supuesto, a amar a un compañero mayor. Lo que se conseguía era más que un soldado: era un psicópata perfecto. Si tenía algo de humano o sensible, era reprimido sin piedad.
Ahora, ¿sigue pareciendo tan "inocente" la matanza de los mensajeros, la provocación a Jerjes, este proto Golfo de Tonkín?
En el cómic no tiene nada de inocente, simplemente pasa. En el film se lo justifica.
Ya tenemos dos personajes, dos Leónidas, completamente diferentes, por un simple discursito justificativo.
Sigamos adelante con algunas pequeñeces.
Se prepara Leónidas con sus 300 para irse, uno de ellos se adelanta y grita: "Estoy contigo hasta la muerte", Leónidas lo mira y se sonríe. Sigue adelante... En la historieta, esa situación está, pero en la última noche, cuando se saben rodeados y después que Leónidas les dice que van a quedarse ahí a pelear hasta el final. Ahí salta el tipo con su frasecita... La respuesta de Leónidas es "lacónica": "No te estaba preguntando, espartano". Clarísimo... Esa era la libertad que tenían los espartanos...
Volvemos al tiempo de la película y seguimos ahí, a punto de irnos con los 300.
Cuando le preguntan que deben hacer, Leónidas simplemente les recuerda su deber como espartanos: reproducirse. En la peli lo hacen aparecer como un insulto.
Ni hablemos de la despedida con Gorgo. En el cómic, Gorgo se entera que se va en ese mismo momento, no la noche anterior. Su comentario: "Por eso estabas tan entusiasta anoche". Lo despide con la típica frase espartana que nos enseñan en la secundaria: "Vuelve con el escudo o sobre él" y punto... En la película tenemos hasta un intercambio de objetos. Que no sería tan terrible si no fuera por como banaliza a posteriori el mensaje que el rey (no) envía por Dilios.
La marcha que nos cuenta Miller es un constante recordatorio de la dureza y crueldad de los espartanos. El castigo físico a la debilidad. El "baile" permanente al que se somete a los soldados. El capitán recibe una golpiza que lo duerme del propio Leónidas, por haberse propasado con una golpiza que le estaba dando a Stelios, que se la merecía por haber tropezado...
La marcha que nos cuenta Snyder... Bueno, Snyder en realidad nos cuenta que los persas son muy malos y matan a todos en una aldea y los usan de decoración navideña.
¿Por qué? Porque si no, siguiendo con la historia de Miller, el próximo impacto de crueldad, los exploradores persas empalados y usados como argamasa, hubiera seguido mostrando a los espartanos como... espartanos, en lugar de paladines de la Nueva Era. Ahora, después de ver lo que hicieron los exploradores persas, la crueldad espartana es sólo una respuesta adecuada.
Después viene toda la parte de las peleas, bastante buenas, sobre todo en relación con otras del género de espadas y sandalias que hubo recientemente. Debo confesar que una buena pelea, bien filmada, me complace sobremanera. Casi que perdono la atrocidad que se hizo con La Ilíada en Troya al verlo a Aquiles pelear haciendo honor a su seudónimo, "el de los pies ligeros". Acá los combates están filmados de un modo no muy original después de Matrix, pero no abusan de los cortes como en otras y se enfocan en una acción de un personaje por vez, dándole a la acción una cierta coherencia y una estética que en general se extraña en otros intentos similares.
Por cierto, el rinoceronte y el gigante de los Inmortales, son originales de Snyder.
Los Inmortales... Miller exagera todo: Efialtes no es un simple jorobado, es un jorobado exagerado. Pero Snyder convierte al enemigo en bestias. Los Inmortales son bestias, no soldados preparados por años como los de Esparta. Hay bestias de todo tipo al servicio de Jerjes. ¡Ojo! No hay duda de que la corte de un rey de reyes de esa época debe haber sido un circo freak, pero acá hay una evidente bestialización de todo lo que no es griego.
Esto me recuerda algo que dijo el excelente historiador y execrable bushista de la primera hora Victor David Hanson (cuyo libro The Western Way of War está en la lista de recomendados para leer sobre las Termópilas en el graphic novel de Miller) en su crítica (elogiosa, por cierto) de la película: que la película refleja claramente como los griegos (y, por ende, los espartanos) se veían a sí mismos. No puedo dejar de pensar en Los Simpsons, cuando Homero piensa en sí mismo y se ve con un cuerpo atlético. Y algo de cierto hay: los griegos se veían como los iluminados en un mundo de bestias. Pero digamos que ahí se huele un poco más del tufillo post 9/11 que en muchas de las otras cosas que vengo puntualizando: lo que era exageración en la historieta de 1998, se convierte en deshumanización absoluta en la película del 2006.
La traición de Efialtes es otro punto (¿más?) de diferencia entre las dos obras. Va todo igual hasta que Leónidas le hace levantar el escudo y le dice que lo siente, que no puede pelear a su lado. Ahí, obviamente, en la película se lo suaviza con la sugerencia de que puede hacer tareas auxiliares. "Maldito seas, Leónidas" y ya sabemos que pasa.
En el comic book, Efialtes se da cuenta de que sus padres "se equivocaron" y hace él lo que debieran haber hecho ellos como buenos espartanos: salta de un risco (sin que Leónidas se mosquee por el asunto). Se hace pomada, pero sobrevive. Recién ahí, sintiéndose traicionado por sus propios dioses, decide vengarse de su destino. Si ni siquiera haciendo lo que debe hacer un espartano en su caso tiene éxito, debe buscar otra cosa.
En una escena posterior se lo ve conmovido por la crueldad innecesaria de los Inmortales a los que guía (no está en la película) y eso le da otro sentido a su alegato final con Leónidas: Efialtes realmente quiere que nadie muera y que todos ganen algo. No deja de ser un traidor, pero no es el monstruo traidor que pinta Snyder que se vende por un free pass a un burdel freak. Es un tipo traicionado a su vez por sus padres, su nación y sus dioses.
Otro detalle: la relación de Stelios no es con el hijo del capitán, si no con el capitán, y es una de burla y rebaja constante, incluyendo castigo físico directo, como en el episodio antecitado de la marcha. De que el capitán tiene un hijo no nos enteramos en la historieta hasta que lo matan y se vuelve loco, rompiendo la formación (mmmm... que ganas de hablar de la relación de la falange con la cultura de Esparta y con el cambio del ideal griego del guerrero de areté, homérico, al guerrero de sophrosine espartano... Que, por cierto, hasta cierto punto también subvierte la película: no se necesitaron tres hombres para controlarlo, si no para devolverlo a la formación).
En fin, vayamos al último punto, exclusivo de la película, absolutamente visual y de alto impacto ideológico: la muerte de Leónidas. Mejor dicho, la última imagen de Leónidas muerto, atravesado por flechas, los brazos abiertos en cruz.. Si, la perfecta iconografía cristiana... Eso que decía al principio de transmitir significados a través de la composición, ¿se acuerdan? Inmediatamente me vino a la memoria la primera vez que me di cuenta de esto, en mi adolescencia, mirando El Hombre Omega, pálida adaptación protagonizada por Charlton Heston del excelente libro de Richard Matheson Soy Leyenda. En esa adaptación, dan vuelta totalmente el sentido del libro y terminan convirtiendo al mandibuloso Heston en un mártir, que muere con los brazos extendidos, la cabeza volcada a un lado... Miller también usó el recurso en otra historieta (Daredevil Reborn, si mal no recuerdo) en una hermosa composición en que los cuadros tradicionales de la historieta dibujaban una cruz con el protagonista adentro. Pero con otro sentido.
Como dije antes, en fin... No voy a entrar en detalles sobre la incongruencia conceptual de esto. El mensaje, de todos modos, es claro.
¿Conclusiones? Es una película que apela a emociones primarias, pero a mí, que lloro con todas, no me emocionó ni un poquito. Yo lloro con El viento y el león en la parte en que los árabes pisotean el oro que les dan los europeos por traicionar al Raisuli (¿se escribía así?). En serio. Todas las veces que la veo.
Visualmente y cinemáticamente, es impecable, aún en su manera burda de transmitir algunos mensajes.
Le falta ritmo. Le falta substancia.
Que no hablen de los 600 griegos que se quedaron con los 300 vaya y pase porque se habla de la leyenda, el mito, de esos 300.
¿Es tan bushista como la pintan? No se... Mucho de lo que parece ideología neocon en un primer vistazo, también se puede explicar por la simple edulcoración a que propende todo producto de Hollywood, de izquierda, de derecha o del medio. Los buenos deben ser buenos. No pueden ser una banda de psicópatas peleando por un capricho de un rey al que se le pasa el cuarto de hora sin gloria. Entonces, pelean por La Libertad (o, como se escapó en uno de los discursitos de entre batallas, "las libertades", que automáticamente nos remite a "las libertades civiles", que brillaban por su ausencia incluso en el contexto casi naif de la película), la Razón, la Justicia.
Eso, intencionadamente o no, pone la película en el campo de la propaganda bélica.
Una pena.

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lunes, 2 de abril de 2007

Sueños I

Hay una categoría recurrente de mis sueños que podría llamar "sueños arquitectónicos".
En general, todo empieza con un viaje o paseo por un lugar reconocible, al menos en la lógica del sueño, urbano (estoy tentado de llamar esta categoría de sueños arquitectónico-urbanística), a veces cercano a mi casa, otras en los bordes de la ciudad.
Por algún motivo (buscar un amigo, ser el único lugar de paso), tengo que entrar a alguna estructura de proporciones extrañas. Pero no extrañas a lo Lovecraft, si no extrañas pero cotidianas, si eso es posible.
Puede ser un galpón gigantesco en el interior del cual se despliega una interminable villa miseria. O un simple edificio que crece en un laberinto de pisos y habitaciones.
Generalmente lo que pasa es que a medida que me adentro en la edificación, esta decae. En algunos casos es más evidente que en otros (en una villa, poco se puede decaer).
Si subo, los pisos se vuelven más endebles, los materiales más antiguos, la estructura manteniéndose más por obra de la fantasía del sueño que por cualquier sustento real.
Si recorro un piso, las habitaciones empiezan a mostrar desgaste, no empobrecimiento. Una falta de cuidado o un envejecimiento.
Recuerdo dos sensaciones de esos sueños: miedo y maravilla.