Ayer por fin pude conectarme con Augusto Costhanzo (ex-Costanzo).
Luego de un "Operativo de Reencuentro", como lo bautizó Augusto, que consistió en un mensaje secreto enviado a través de su blog con mis teléfonos (el simple truco de poner un comentario en una de sus entradas y borrarlo inmediatamente, con lo que en su mail quedó completo) y posterior llamado de Costhanzo dejándome su número telefónico en mi contestador, lo llamé desde mi trabajo.
Charlamos un rato, recordando historias y personajes de nuestro pasado en común y nuestro presente.
Y aquí empieza la trama de la red: me comenta Augus que conoce a Sean de MTV Miami. Y yo le digo que casualmente está en Buenos Aires, que lo llame a ver si lo encuentra.
Cortamos y yo me doy una vuelta por la oficina. Al rato, me lo cruzo a Sean que me cuenta que habló con Augusto y le digo que justo habíamos hablado después de tal vez una decena de años y que se dió la casualidad que se conocían, etc, etc.
Bueno, una coincidencia menor. Nada del otro mundo.
Pero hete aquí que me siento en mi lugar y Fepe (un muchacho cuyo nombre empieza con "F", cosa que, les comento al margen, hace que siempre confunda su nombre con otros nombres masculinos empezando por "F"... Un misterio de mi mente de mononeurona pendular), que se sienta habitualmente a mis espaldas, me dice que no pudo evitar escuchar la conversación y que dos nombres le llamaron poderosamente la atención: Marcelo Burello y Darío Lanis. Me preguntó si los conocía. Le conté someramente que eran parte del grupo en que conocí a Augusto y Fepe, para mi consternación (siempre quise usar esta palabra) resultó haber sido alumno (y admirador) de Marcelo y... sobrino político de Darío (sobrino de Carina, la Colo, ex de Darío. Aunque me cuenta Fepe que no es más "colo"). Bueno, ser alumno de Burello y cruzármelo no es tan sorprendente, por la naturaleza de mi trabajo y donde enseñaba Marcelo... Pero encima, ¡sobrino de Darío!. Para agregar más textura a la trama, Fepe me dice que una de las primeras cosas que se le ocurrió cuando me conoció es pensar que sería interesante que Marcelo y yo nos juntáramos a charlar... Y él ni siquiera se imaginaba que Darío y Marcelo se conocieran.
Inmediatamente lo llamé a Augusto por teléfono nuevamente y le conté la evolución de la historia.
Sorprendidos ambos, intentamos las explicaciones metafísicas del caso.
Veremos como se desarrolla esto y si llega en algún momento a la altura de mandárselo como propuesta de guión a Paul Thomas Anderson.
viernes, 18 de mayo de 2007
miércoles, 9 de mayo de 2007
El hombre ilustrado
En mis recorridas entre papeles viejos buscando material para publicar en el blog, encontré, perdí y volví a encontrar una caricatura de mi persona, hecha por un ilustrador de la hostia.
Augusto Costhanzo, tal el animalito de Dios, cuyo blog y site honran mis listas de recomendados y/o amigos, me regaló este "arme su propio Ariel" en un cumpleaños sorpresa hace ya ¿13? años.
Fiesta organizada en el entonces activo "Planeta Cómic" por el Gordo Melella, en la logística, y Cecilia, que consiguió llevarme totalmente engañado y desprevenido.
Como toda fiesta absolutamente sorpresa de un esquizoide (característica personal que el dibujo que sigue sutilmente capta), fue un rejunte de amigos que nunca pensé ver al mismo tiempo, fue gente que ni me imaginaba y faltó gente que nadie imaginó que yo conocía.
En suma, me divertí, me sorprendí y hasta me emocioné. En algún momento agarré la mano de Ceci y nos fuimos.
Esto que sigue es una esquirla (pavada de esquirla) de aquella pequeña explosión emotiva y lejana etapa de mi vida (Days de Bowie en el iTunes, en random, mientras escribo esto).
Enjoy.
P.D., Augusto tuvo el buen tino de no firmarlo, con lo que evitó que su asesinato figurara alto en mi lista de prioridades en épocas de emergencia económica.
Augusto Costhanzo, tal el animalito de Dios, cuyo blog y site honran mis listas de recomendados y/o amigos, me regaló este "arme su propio Ariel" en un cumpleaños sorpresa hace ya ¿13? años.
Fiesta organizada en el entonces activo "Planeta Cómic" por el Gordo Melella, en la logística, y Cecilia, que consiguió llevarme totalmente engañado y desprevenido.
Como toda fiesta absolutamente sorpresa de un esquizoide (característica personal que el dibujo que sigue sutilmente capta), fue un rejunte de amigos que nunca pensé ver al mismo tiempo, fue gente que ni me imaginaba y faltó gente que nadie imaginó que yo conocía.
En suma, me divertí, me sorprendí y hasta me emocioné. En algún momento agarré la mano de Ceci y nos fuimos.
Esto que sigue es una esquirla (pavada de esquirla) de aquella pequeña explosión emotiva y lejana etapa de mi vida (Days de Bowie en el iTunes, en random, mientras escribo esto).
Enjoy.
P.D., Augusto tuvo el buen tino de no firmarlo, con lo que evitó que su asesinato figurara alto en mi lista de prioridades en épocas de emergencia económica.
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