sábado, 3 de marzo de 2012
"Civiles y militares", de Horacio Verbitsky
Otra interesante y muy documentada narración de nuestro pasado reciente.
Cuando murió Alfonsín, miles se volcaron a despedirlo y a mi no se me movió un pelo.
Este libro me recordó por qué: en esa época todos los días los que nos interesábamos por la política veíamos como se transaba una y otra vez con los militares corruptos y asesinos. Desde los discursos y desde los hechos. Alfonsín era un maestro del Newspeak orwelliano, diciendo cosas tan ambiguas que todos quedaban conformes, mientras se accionaba por los Puntos Finales, Obediencias Debidas y demás linduras.
En esa época no registraba el papel de Jaunarena, al que aprendí a detestar luego por su discurso infame. La documentación de la época me hizo sentir que no estoy tan equivocado sobre la persona.
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Aunque no exento de críticas, yo tengo una visión más positiva de Alfonsin.
ResponderBorrarAhora bien, a pesar de que la prensa transmitía otra sensación, a su despido fue muy poca gente. Yo dudo que hayan llegado a mil.