martes, 3 de diciembre de 2019

NGC 3660 sigue publicando mis cuentos


Eso.
Esta vez Pily de NGC 3660 me hizo el honor de elegir el relato Vísperas de un día duro en la vida de un recaudador de impuestos para ser parte de la actualización del muy cuidado sitio que dirige.
Mezcla de magia y ucronía, casi tan breve como siempre.
Moraleja: no sean los más giles del sistema.

viernes, 31 de mayo de 2019

Los que escapan del bosque


¡NGC 3660 lo hizo de nuevo!
Gente que insiste en publicar mis cuentos, habrase visto tamaña desfachatez.
Esta vez se trata del relato Una humana escapada, fantasía sobre realidades y mirada sobre los puntos de vista. Por suerte, breve.
Hasta la próxima.

lunes, 22 de abril de 2019

¡Está hablando del mate...!

Intitulo con la referencia capusottiana para invocar un auténtico talento antes de pasar a contarles que NGC 3660 me ha honrado con la publicación de un nuevo cuento: Uno amargo para empezar. Uno dulce para terminar.
Luego de una sequía de ocho años, ya que mi último cuento nuevo (aclaro porque el cuento Amigos fue republicado en la antología Carnaval de Sangre de la editorial Santa Guadaña) fue también publicado en el anterior avatar de NGC 3660, en marzo de 2011.
Espero que les guste y si les entra curiosidad, pueden leer todas las cosas que me publicaron online en la página de este blog denominada Cosas que me publicaron, en un alarde de originalidad.
Gracias por leer.

sábado, 29 de diciembre de 2018

De cómo la tía Anita venció al Mal en la Tierra


—Mamá, ¿por qué la tía Anita es tan famosa?
—Porque venció al Mal en la Tierra, Piojita.
—¿Cómo fue eso?
—La tía Anita nunca fue muy realista y por eso siempre le pareció terrible la existencia del mal.
—Pero, ¿cómo hizo?¿Venció al Diablo?
—Algo así…
—¿Le ganó en una pelea?
—No. Estudió mucho y lo invocó para hacer un Pacto. El Maligno le ofreció lo que quisiera por su Alma
Inmortal…
—¡Y ella pidió que se terminara el Mal en la Tierra!
—No funciona así la cosa, Piojita. No podés pedir eso.
—¿Entonces?
—Le pidió a cambio de su alma la forma de doblar las sábanas con elástico.
—¿¡Qué!?
—Eso… Desde entonces, el Diablo está intentando resolver el problema. Cómo no pudo solo,
ya tiene a todos los demonios del Infierno trabajando en eso. Y así se terminó el Mal en la Tierra.
—¡Pero si lo resuelven, vuelven!
—¡Claro! Pero entonces sabremos cómo doblar correctamente las sábanas con elástico.
—Astuta, la tía.
—Si.

martes, 23 de enero de 2018

Donde el ansible no llega.



Cuentan que hay un bosque. Y que en su centro duerme un dragón. El dragón sueña un mago y el mar. El mago contempla el poder y la isla. En la isla la escritora llora por las historias no contadas. En las lágrimas los lectores se salvan.

Hasta siempre.

sábado, 29 de octubre de 2016

Links útiles 56: el regreso (otra vez), con algo gratis y algo en oferta


Viene pasando que en lugar de un flujo regular de posts con cosas útiles, algo que hacía cuando era joven y emprendedor (y quería dar una charla TED y que me invitaran a la mesa de Mirtha), sólo publico cuando algo me llama la atención porque facilita la vida del laburante del mundo de la producción audiovisual.
Hoy me sacaron de la modorra el plugin gratis para mejorar el workflow en After Effects de los muchachos de Video Copilot llamado FX Console. En el video de abajo van a poder ver las funciones, pero sólo la de poder sacar y ordenar capturas del trabajo que se viene haciendo, tanto para comparar como para armar planillas para el postproductor o propuestas al cliente/director/enemigo de turno, lo garpa... ría si no fuera que es gratis, vio.




El siguiente ítem es el ya bastante "viejo" Duet Display, que convierte el iPad en un segundo monitor de tu Mac o PC.



Nunca lo había probado, pero se dio la conjunción de que estaba jugando con el nuevo FCP XI (oficialmente, 10.3) y me enteré que la susodicha app está a mitad de precio, en el orden de los 10 dólares y no pude resistir la tentación de literalmente meter los dedos en el timeline (Menú Windows/Show in Secondary Display/Timeline) para sentir lo que venimos especulando desde que este avatar del Fainá salió a la cancha: que es para editar con los dedos.
Espero que puedan encontrarle utilidad a estas cositas, o al menos soltar el nerd interior por pura diversión.

domingo, 7 de agosto de 2016

Lo que dicen los otros XXXVII: Bioy relata una anécdota que le contaron sobre Raimundo Ongaro.

Creo que el sindicalista Ongaro visitó por los años sesenta a Perón en Puerta de Hierro. Cuenta mi informante que a lo largo de una prolongada conversación Perón sintió que congeniaba con su interlocutor. Este vestía camisa y pantalón. A la hora de la despedida había refrescado y llovía. Perón fue a buscar un abrigo, no recuerdo si impermeable o sobretodo. Confuso por el honor, Ongaro, que era delgado y más bien bajo, murmuró:
—No, gracias, gracias. No hace frío. Además de ser grande para mí.
—No —repuso Perón—. Le va a quedar justito. A medida.
Pensé que la historia parece de una saga y que le hubiera gustado a Borges.
Adolfo Bioy Casares, 1987, Descanso de caminantesEditorial Sudamericana.

sábado, 16 de julio de 2016

Lo que dicen los otros XXXVI: Bioy y las adaptaciones cinematográficas, o la mutabilidad del verosímil.

ABC encuadrado para Mr Robot

Si mis novelas y cuentos son creíbles, no lo son por la esencia de la historia, sino por las precauciones que tomo al contarla. Mis adaptadores (para cine o televisión) ingenuamente creen en esa credibilidad y no toman las precauciones adecuadas para el cambio de género. Lo que es creíble para el lector (que no ve, que sólo imagina) puede no serlo para el espectador.

Adolfo Bioy Casares, 1975, Descanso de caminantes, Editorial Sudamericana.

domingo, 12 de junio de 2016

Lo que dicen los otros XXXV: Roger Penrose, los caminantes sin camino entre las cuerdas y la realidad (cuántica).


   Imaginemos un turista que trata de localizar un edificio concreto en una ciudad enorme y desconocida. No hay nombres de calles (o al menos ninguno que tenga sentido para el turista), no hay mapas y el cielo, totalmente cubierto, no ofrece indicio alguno de cuáles sean las direcciones norte, sur, o cualquier otra. A menudo hay una bifurcación en la carretera. ¿Debe el turista girar a la izquierda o a la derecha, o quizá tomar ese atractivo pasadizo oculto a un lado? Frecuentemente, los giros no son en ángulo recto y las carreteras apenas son rectas. En ocasiones, la ruta es un callejón sin salida, de modo que hay que desandar el camino y tomar otro derrotero. A veces puede abrirse una ruta que nadie ha advertido antes. No hay nadie para preguntarle por el camino; en cualquier caso, la lengua local es desconocida. Al menos el turista sabe que el edificio que está buscando tiene una elegancia sublime, con un jardín muy bello. Esa, después de todo, es una de las razones principales para buscarlo. Y algunas de las calles que elige el turista tienen un atractivo estético más obvio que otras, con una arquitectura más atractiva y bellos patios adornados con soberbios arbustos y flores, que a veces, tras un examen riguroso, pueden resultar de plástico. Hay muchas elecciones implicadas en la ruta a seguir, y para cada elección la única guía del turista es el atractivo estético de la zona, junto con cierta sensación de una consistencia global, de estilo, o de algún tipo de pauta subyacente imaginada para la ciudad.
   Ahora supongamos que usted es el turista, pero forma parte de un grupo conducido por un guía turístico de una inteligencia, conocimiento y sensibilidad impresionantes; el único problema es que, en este caso, el guía no tiene ningún conocimiento previo de la ciudad y nunca antes ha oído hablar la lengua del lugar. Quizá crea que el guía tiene mejores intuiciones estéticas que usted, y de hecho llega antes que usted a valorar estas cosas. En ocasiones, la sensibilidad del guía hacia las pautas ocultas localiza un edificio de una elegancia particularmente sofisticada. Pero, en esencia, los criterios no son muy diferentes de los que usted mismo podría utilizar. Si usted sigue al grupo, al menos tendrá la compañía de los otros, y puede hablarles de la arquitectura que les rodea y compartir la excitación de la búsqueda de su objetivo común. Incluso si no espera encontrar dicho objetivo, usted disfruta con la búsqueda. Pero tal vez, por el contrario, usted prefiera ir a su aire, cuando empieza a sospechar cada vez con más fuerza que el guía no sabe más que usted acerca de cómo encontrar el objetivo. Cada elección sucesiva de rumbo es una apuesta, y en muchas ocasiones quizá sienta que una elección diferente ofrecía más promesas que aquella que realmente ha elegido el guía...
Sir Roger Penrose, El camino a la realidadCapítulo 31.6 - Hacia una teoría de cuerdas del universo, Editorial Debate.

sábado, 30 de abril de 2016

Un libro del tercer tipo (redux)



He descubierto que son pocas las personas con imaginación que no sean dignas de atención. Sus ideas pueden estar equivocadas, pueden incluso ser estúpidas, pero sus métodos frecuentemente merecen un estudio más minucioso. Hay pocas pasiones honradas que no se basen en alguna percepción de una unidad válida o en alguna anomalía digna de mención.

Stephen Jay Gould, El viejo loco de Randolph Kirkpatrick, en El pulgar del panda, Ed. Crítica, 2007.


Esto decía el bueno de Stephen Jay Gould acerca de un científico muy perspicaz, pero muy equivocado.
Es lo que creo que sobra en Invasores: personas con imaginación y pasiones honradas (o no tanto, dependiendo de con qué vara midamos eso).

Y en Invasores se las toma en serio como personas, porque pueden estar equivocados, pero no dejan de ser lo que son: gente apasionada con imaginación.

Generalmente se encuentran dos tipos de libros sobre "ufología". El primero es el de los fanáticos, los crédulos, los convencidos. Puede que sean hechos con sinceridad o con afán de lucro, pero alimentan un hecho concreto, como es la necesidad humana de completar las líneas de puntos. Esa necesidad de encontrar una explicación, cualquiera, por delirante que sea, llevó al arquetipo del inductivismo popular, Sherlock Holmes, a afirmar "una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad" (extrapolando a la cantidad de fenómenos no explicables de la naturaleza, de nuevo depende de dónde pongamos la vara, esta vez en el espectro de lo imposible a lo improbable). Estos textos se realimentan en una suerte de subconjunto de biblioteca de Babel, donde libros sobre ovnis citan la autoridad de previos libros sobre ovnis, escritos también por convencidos o chantas profesionales. Nada da más autoridad que citar un libro (tómese el inicio y el final de este escrito como ejemplo).

El segundo tipo es el escrito por escépticos. Acá se exponen los hechos, fríos, absolutos. Usualmente con el respaldo de un conocimiento científico por encima del promedio, o la simple lógica, o con la aplicación consciente del método científico con un poco más de rigor que los ufólogos, se destrozan esas teorías, algunas hermosamente elaboradas, que arraigan en la mente de los convencidos. Personas que son arrastradas al papel sólo para exponerlas como ejemplo de insinceridad o de demencia, con la ligera soberbia de la ironía, de la altanería que un conocimiento científico "superior" les provee.

¡Ojo! Que quede claro que no es una crítica a los destructores de mitos inútiles (hago esta calificación porque sobre la utilidad de los mitos en una sociedad se puede debatir largo y tendido), que hacen un trabajo no sólo necesario, sino indispensable para evitar la difusión de modos de pensamiento acientífico que sólo sirven para estupidizar a la gente. Una tarea que se volvería innecesaria con una mejor enseñanza de ciencias en la escuela, que promoviera en todos el espacio para la duda científica y el escepticismo sano que conlleva. Es sí una crítica a su modo de tratar a estas personas imaginativas y apasionadas. Parecen tener más respeto por el chanta que inventa con malicia para aprovecharse de los crédulos que de los que dejan que su imaginación los lleve a unir las líneas de puntos con elaboraciones magníficas.

Invasores es ajeno a esta somera clasificación, es de un tercer tipo: el del contacto directo con las personas, estos alienígenas en la Tierra. No busca ponerlas en ridículo, del que dicen que no se vuelve, si no entenderlas desde sus propias vivencias y desde su entorno. El tan mentado contexto que nos determina o nos libera a todos. Hay historias humanas ahí. Incluso, la de Alejandro Agostinelli, un tipo que sabe más de todo que sus entrevistados, pero los escucha para aprender eso que ellos saben y él no. Con humildad, haciendo que el ridículo que el escéptico profesional mete por la puerta, huya por la ventana ante una humanidad innegable.

Escribo demasiado, así que cierro con la parte que antecede y la que sigue a la cita de apertura:
Es fácil ignorar una teoría demencial riéndose de ella, lo que anula automáticamente todo intento por comprender las motivaciones del hombre que la ideó (...) El tamborilero que es diferente a veces marca un ritmo fructífero.


Este texto es una versión corregida del que fuera publicado inicialmente en el Anuario CDU 2009 y hace muy poco levantó Alejandro Agostinelli en el blog de Invasores.
El e-book de Invasores se puede comprar clickeando acá.