viernes, 22 de mayo de 2009

Playing For Change

En este blog, todo empezó con Stand By Me (una de mis canciones favoritas, por cierto. Algunos sabrán por qué).
Ahora, algunas más, por los "mismos intérpretes".









¿Qué más?

sábado, 9 de mayo de 2009

Magia crítica


El jueves pasado, 7 de mayo, fue uno de esos días especiales.
Yendo para la presentación del libro Invasores, de mi amigo Alejandro Agostinelli (que aún no leo, pero sé como escribe Alejandro, así que desde ya lo recomiendo), acompañado por mi co-worker Roberto, que vive a la vuelta de donde se presentaba, me crucé con mi amigo Alberto Fasce. Lo secuestré a la presentación, seguro de que la iba a disfrutar.
A Alejandro Agostinelli hacía años que no lo veía. A Alberto, algunos meses. Ya en la presentación, me lo encuentro a Fernando Mazzeo, que hace otros tantos años que no veía, un lector exquisito, amante de la ciencia ficción y la buena vida.
Es que todo el mundo es amigo de Alejandro (Alberto, a su vez, encontró otro amigo por ahí).
Y como no serlo: un tipo capaz de preocuparse por entender a la gente, de hablarle de igual a igual a cualquiera, aunque le esté diciendo que es un venusino de 12.000 años de edad, no puede ser mal tipo. Un tipo "who wants to believe".
Esto lo destacó Daniel Riera en su speech, que abrió la ceremonia haciendo recitar a todos los presentes la intro de la famosa serie Los Invasores (esa de "bla... bla... bla... David Vincent, arquitecto... merendero abandonado... bla... bla... bla...") cual juramento para cargo público (es de destacar que él se la sabía de memoria).
Si, todos los presentes recitamos la intro de Los Invasores. Somos geeks, ¿algún problema?
Daniel Riera leyó un poco del libro (en esta foto se lo ve. Y a mi nuca justo al lado de la cabeza de Alejandro. Estoy apoyado sobre la columna) y habló sobre el excelente periodismo que hace Alejandro.
Después habló Alejandro, muy emocionado, contó alguna anécdota y esas cosas que se hacen en estos casos.
No ligamos nada en el sorteo de CDs y libros con Albert, así que nos compramos sendos ejemplares y Alejandro los autografió (si leés esto, Ale, veremos que se puede hacer para que se cumpla lo que me pusiste).
En el interín, Fernando le comentaba a Daniel sobre mi parecido con el Capitán Escarlata, sólo que para el otro muñeco el tiempo no pasa, mientras que yo ya tengo canas.
Nos fuimos a cenar con Alberto, hablamos de proyectos, de mujeres y de la vida, y así cerré una (otra) noche mágica.
Pero crítica, ¡ojo!

domingo, 3 de mayo de 2009

Bobby no pudo venir...




"Bobby no pudo venir... Bobby te odia, mami"
¿Quién de mi generación no se meó en las patas con ese final?
Era una época de cuatro canales y medio en la tele, en la que todos veíamos lo mismo y lo comentábamos al otro día en la escuela. No por moda, si no porque no teníamos más remedio.
Y al día siguiente de esa peli de tres episodios, una gran cantidad de camas amanecieron mojadas. No recuerdo en qué canal la pasaron, en blanco y negro aún, no por una cuestión estilística, si no porque faltaban años para que la TV color se extendiera por Argentina.
El primer episodio pintaba como una historia de vampiros, que se resolvía en una de misterio, con Patrick Macnee sacándole la sangre con una jeringa a su mujer con vaya a saber que oscuro propósito. Luego venía una fantasía de un chico que restauraba un auto de los 30s y volvía al pasado...
Empezamos a las 22 y nos vamos acercando a la medianoche con el tercer episodio: una madre invoca a su hijo recién muerto en una noche de tormenta, sola en su mansión...
Tocan a la puerta. Es su hijo Bobby.
Bobby quiere jugar, mami.
Juegan a las escondidas en el caserón sin luz... Mami ya buscó a Bobby.
Ahora le toca a Bobby buscar a mami...
Y llega ese final, después de un crescendo impecable.
¿Autor de la joyita?
(de pie, damas y caballeros)
Richard Matheson.
Nada más que decir.
Algunos sabrán de qué hablo. Otros aún tienen la oportunidad de disfrutar este terror por primera vez.
No sé si envidiarlos...