sábado, 29 de octubre de 2016

Links útiles 56: el regreso (otra vez), con algo gratis y algo en oferta


Viene pasando que en lugar de un flujo regular de posts con cosas útiles, algo que hacía cuando era joven y emprendedor (y quería dar una charla TED y que me invitaran a la mesa de Mirtha), sólo publico cuando algo me llama la atención porque facilita la vida del laburante del mundo de la producción audiovisual.
Hoy me sacaron de la modorra el plugin gratis para mejorar el workflow en After Effects de los muchachos de Video Copilot llamado FX Console. En el video de abajo van a poder ver las funciones, pero sólo la de poder sacar y ordenar capturas del trabajo que se viene haciendo, tanto para comparar como para armar planillas para el postproductor o propuestas al cliente/director/enemigo de turno, lo garpa... ría si no fuera que es gratis, vio.




El siguiente ítem es el ya bastante "viejo" Duet Display, que convierte el iPad en un segundo monitor de tu Mac o PC.



Nunca lo había probado, pero se dio la conjunción de que estaba jugando con el nuevo FCP XI (oficialmente, 10.3) y me enteré que la susodicha app está a mitad de precio, en el orden de los 10 dólares y no pude resistir la tentación de literalmente meter los dedos en el timeline (Menú Windows/Show in Secondary Display/Timeline) para sentir lo que venimos especulando desde que este avatar del Fainá salió a la cancha: que es para editar con los dedos.
Espero que puedan encontrarle utilidad a estas cositas, o al menos soltar el nerd interior por pura diversión.

domingo, 7 de agosto de 2016

Lo que dicen los otros XXXVII: Bioy relata una anécdota que le contaron sobre Raimundo Ongaro.

Creo que el sindicalista Ongaro visitó por los años sesenta a Perón en Puerta de Hierro. Cuenta mi informante que a lo largo de una prolongada conversación Perón sintió que congeniaba con su interlocutor. Este vestía camisa y pantalón. A la hora de la despedida había refrescado y llovía. Perón fue a buscar un abrigo, no recuerdo si impermeable o sobretodo. Confuso por el honor, Ongaro, que era delgado y más bien bajo, murmuró:
—No, gracias, gracias. No hace frío. Además de ser grande para mí.
—No —repuso Perón—. Le va a quedar justito. A medida.
Pensé que la historia parece de una saga y que le hubiera gustado a Borges.
Adolfo Bioy Casares, 1987, Descanso de caminantesEditorial Sudamericana.

sábado, 16 de julio de 2016

Lo que dicen los otros XXXVI: Bioy y las adaptaciones cinematográficas, o la mutabilidad del verosímil.

ABC encuadrado para Mr Robot

Si mis novelas y cuentos son creíbles, no lo son por la esencia de la historia, sino por las precauciones que tomo al contarla. Mis adaptadores (para cine o televisión) ingenuamente creen en esa credibilidad y no toman las precauciones adecuadas para el cambio de género. Lo que es creíble para el lector (que no ve, que sólo imagina) puede no serlo para el espectador.

Adolfo Bioy Casares, 1975, Descanso de caminantes, Editorial Sudamericana.

domingo, 12 de junio de 2016

Lo que dicen los otros XXXV: Roger Penrose, los caminantes sin camino entre las cuerdas y la realidad (cuántica).


   Imaginemos un turista que trata de localizar un edificio concreto en una ciudad enorme y desconocida. No hay nombres de calles (o al menos ninguno que tenga sentido para el turista), no hay mapas y el cielo, totalmente cubierto, no ofrece indicio alguno de cuáles sean las direcciones norte, sur, o cualquier otra. A menudo hay una bifurcación en la carretera. ¿Debe el turista girar a la izquierda o a la derecha, o quizá tomar ese atractivo pasadizo oculto a un lado? Frecuentemente, los giros no son en ángulo recto y las carreteras apenas son rectas. En ocasiones, la ruta es un callejón sin salida, de modo que hay que desandar el camino y tomar otro derrotero. A veces puede abrirse una ruta que nadie ha advertido antes. No hay nadie para preguntarle por el camino; en cualquier caso, la lengua local es desconocida. Al menos el turista sabe que el edificio que está buscando tiene una elegancia sublime, con un jardín muy bello. Esa, después de todo, es una de las razones principales para buscarlo. Y algunas de las calles que elige el turista tienen un atractivo estético más obvio que otras, con una arquitectura más atractiva y bellos patios adornados con soberbios arbustos y flores, que a veces, tras un examen riguroso, pueden resultar de plástico. Hay muchas elecciones implicadas en la ruta a seguir, y para cada elección la única guía del turista es el atractivo estético de la zona, junto con cierta sensación de una consistencia global, de estilo, o de algún tipo de pauta subyacente imaginada para la ciudad.
   Ahora supongamos que usted es el turista, pero forma parte de un grupo conducido por un guía turístico de una inteligencia, conocimiento y sensibilidad impresionantes; el único problema es que, en este caso, el guía no tiene ningún conocimiento previo de la ciudad y nunca antes ha oído hablar la lengua del lugar. Quizá crea que el guía tiene mejores intuiciones estéticas que usted, y de hecho llega antes que usted a valorar estas cosas. En ocasiones, la sensibilidad del guía hacia las pautas ocultas localiza un edificio de una elegancia particularmente sofisticada. Pero, en esencia, los criterios no son muy diferentes de los que usted mismo podría utilizar. Si usted sigue al grupo, al menos tendrá la compañía de los otros, y puede hablarles de la arquitectura que les rodea y compartir la excitación de la búsqueda de su objetivo común. Incluso si no espera encontrar dicho objetivo, usted disfruta con la búsqueda. Pero tal vez, por el contrario, usted prefiera ir a su aire, cuando empieza a sospechar cada vez con más fuerza que el guía no sabe más que usted acerca de cómo encontrar el objetivo. Cada elección sucesiva de rumbo es una apuesta, y en muchas ocasiones quizá sienta que una elección diferente ofrecía más promesas que aquella que realmente ha elegido el guía...
Sir Roger Penrose, El camino a la realidadCapítulo 31.6 - Hacia una teoría de cuerdas del universo, Editorial Debate.

sábado, 30 de abril de 2016

Un libro del tercer tipo (redux)



He descubierto que son pocas las personas con imaginación que no sean dignas de atención. Sus ideas pueden estar equivocadas, pueden incluso ser estúpidas, pero sus métodos frecuentemente merecen un estudio más minucioso. Hay pocas pasiones honradas que no se basen en alguna percepción de una unidad válida o en alguna anomalía digna de mención.

Stephen Jay Gould, El viejo loco de Randolph Kirkpatrick, en El pulgar del panda, Ed. Crítica, 2007.


Esto decía el bueno de Stephen Jay Gould acerca de un científico muy perspicaz, pero muy equivocado.
Es lo que creo que sobra en Invasores: personas con imaginación y pasiones honradas (o no tanto, dependiendo de con qué vara midamos eso).

Y en Invasores se las toma en serio como personas, porque pueden estar equivocados, pero no dejan de ser lo que son: gente apasionada con imaginación.

Generalmente se encuentran dos tipos de libros sobre "ufología". El primero es el de los fanáticos, los crédulos, los convencidos. Puede que sean hechos con sinceridad o con afán de lucro, pero alimentan un hecho concreto, como es la necesidad humana de completar las líneas de puntos. Esa necesidad de encontrar una explicación, cualquiera, por delirante que sea, llevó al arquetipo del inductivismo popular, Sherlock Holmes, a afirmar "una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad" (extrapolando a la cantidad de fenómenos no explicables de la naturaleza, de nuevo depende de dónde pongamos la vara, esta vez en el espectro de lo imposible a lo improbable). Estos textos se realimentan en una suerte de subconjunto de biblioteca de Babel, donde libros sobre ovnis citan la autoridad de previos libros sobre ovnis, escritos también por convencidos o chantas profesionales. Nada da más autoridad que citar un libro (tómese el inicio y el final de este escrito como ejemplo).

El segundo tipo es el escrito por escépticos. Acá se exponen los hechos, fríos, absolutos. Usualmente con el respaldo de un conocimiento científico por encima del promedio, o la simple lógica, o con la aplicación consciente del método científico con un poco más de rigor que los ufólogos, se destrozan esas teorías, algunas hermosamente elaboradas, que arraigan en la mente de los convencidos. Personas que son arrastradas al papel sólo para exponerlas como ejemplo de insinceridad o de demencia, con la ligera soberbia de la ironía, de la altanería que un conocimiento científico "superior" les provee.

¡Ojo! Que quede claro que no es una crítica a los destructores de mitos inútiles (hago esta calificación porque sobre la utilidad de los mitos en una sociedad se puede debatir largo y tendido), que hacen un trabajo no sólo necesario, sino indispensable para evitar la difusión de modos de pensamiento acientífico que sólo sirven para estupidizar a la gente. Una tarea que se volvería innecesaria con una mejor enseñanza de ciencias en la escuela, que promoviera en todos el espacio para la duda científica y el escepticismo sano que conlleva. Es sí una crítica a su modo de tratar a estas personas imaginativas y apasionadas. Parecen tener más respeto por el chanta que inventa con malicia para aprovecharse de los crédulos que de los que dejan que su imaginación los lleve a unir las líneas de puntos con elaboraciones magníficas.

Invasores es ajeno a esta somera clasificación, es de un tercer tipo: el del contacto directo con las personas, estos alienígenas en la Tierra. No busca ponerlas en ridículo, del que dicen que no se vuelve, si no entenderlas desde sus propias vivencias y desde su entorno. El tan mentado contexto que nos determina o nos libera a todos. Hay historias humanas ahí. Incluso, la de Alejandro Agostinelli, un tipo que sabe más de todo que sus entrevistados, pero los escucha para aprender eso que ellos saben y él no. Con humildad, haciendo que el ridículo que el escéptico profesional mete por la puerta, huya por la ventana ante una humanidad innegable.

Escribo demasiado, así que cierro con la parte que antecede y la que sigue a la cita de apertura:
Es fácil ignorar una teoría demencial riéndose de ella, lo que anula automáticamente todo intento por comprender las motivaciones del hombre que la ideó (...) El tamborilero que es diferente a veces marca un ritmo fructífero.


Este texto es una versión corregida del que fuera publicado inicialmente en el Anuario CDU 2009 y hace muy poco levantó Alejandro Agostinelli en el blog de Invasores.
El e-book de Invasores se puede comprar clickeando acá.

jueves, 24 de marzo de 2016

FCPX: Un editor de dos mundos

Estoy leyendo un libro que está por entrar en la geometría no euclidiana. Ante el pavor que me provoca la posibilidad de enfrentarme a los límites de mi capacidad mental, me vuelco a compartir el proceso que me está llevando adaptarme al cambio de paradigma en edición que implica usar un Magnetic Timeline, que es un cuento más manejable.
Si siguen el blog más allá de las cosas técnicas de edición, sabrán que me divierte mucho la epistemología. Viene al caso porque la vulgarización del uso de "cambio de paradigma" viene del libro de Thomas Kuhn La estructura de las revoluciones científicas, donde explica como se instala un "modelo de mundo" (paradigma) y la revolución que implica en la ciencia cambiarlo.
Nuestro paradigma por años fueron los tracks. Ahora, algunos están usando con comodidad un sistema de edición trackless y otros estamos transicionando entre dos mundos. En mi caso aún no puedo determinar si es una decisión profesional o producto de mi curiosidad epistemológica, pero los resultados del proceso personal son los mismos y espero que sirvan algo para ayudar a otros que están en la misma situación.
Ya en el segundo trabajo con el FCPX, de características similares al primero que comenté en el post anterior, empecé mucho más ordenado, aplicando la sincronización de diferentes tracks (jejeje) directamente dentro de la plataforma que iba a usar y asignando Roles a medida que ingestaba el material.
La edición en sí también fue más fluida, al no tener que usar tanto el mouse y yorcutear con más cancha. Entonces, fueron saltando otros asuntos, mucho más relacionados con la tékhne necesaria para usar el Magnetic Timeline.
Como los primates heredamos de nuestros antepasados arbóreos una comprensión firmemente basada en lo visual, voy a poner unas capturas de pantalla y vamos viendo qué pasó.
Fase 1
Lo que vemos es un armado bastante simple, de 15 segundos de duración, en que no hay nada particular y fue compaginado simplemente tirando las cosas al timeline y acomodando, eventualmente, los puntos de anclaje para que las cosas queden en el lugar previsto durante la edición. Luego tuve que hacer un armado de 3 minutos, que incluyó la casi totalidad de cinco de estos armados más chicos, más otras cosas. Voy a poner ahora la primera versión de ese armado, antes de que siquiera la vean el director y los productores, o sea, en una etapa pasible de infinidad de cambios.
Fase 2


¿Notan algo? Sigue siendo básicamente una edición sobre el Primary Storyline, pero comienzan a aparecer secuencias y fragmentos en un Secondary Storyline, amén de los clips sueltos ligados al Primary Storyline en Gaps. Notoriamente, la música está toda en un Secondary Storyline (un detalle adicional sobre esto más adelante).
Obviamente, vinieron los cambios... y es en la habilidad de hacer cambios que uno siente que domina la herramienta. En este caso, con el cambio de paradigma, es cuando uno empieza a dudar de que la propia mente no se embrolle al meter mano en un sistema al cual aún no está totalmente adaptada. Entonces, hay que buscar mecanismos que permitan sentirse seguro: ¿cómo usar lo que me ofrece el FCPX para que mi mente del mundo track pueda convivir con las posibilidades nuevas y aún salvajes del mundo trackless?
Veamos la versión final de este armado:
Fase 3
Ahora sí: plenamente instalado en el nuevo mundo, pero con una imagen mental que me permite manejarlo sin dejar de pensar en tracks.
Creo que la imagen se explica por sí sola, pero la comento un poco para que se entienda la lógica. Mi corazón me pide que las cosas estén fijas en un track y mi cabeza me dice que no puedo perder la habilidad de mover las cosas alrededor del Magnetic Timeline. Así que, en un giro de amplia polisemia, convertí el Primary Storyline en un hueco (Gap) de la duración total que necesitaba. Y todos los elementos, o en Secondary Storylines, o individualmente, linkeados a ese hueco. Esto me permitió mantener una posición absoluta para algunos elementos fijos (onda tracks) como la música, un directo y unos SFX (por debajo del Primary Gap) y mover, cambiar, copypastear, romper, trimear, borrar, agregar, etc., etc., todo lo que quisiera del resto (las cosas por encima del Primary Gap. Vale indicar que esta ubicación es sólo a fin de ordenar y no afecta el resultado). Detalle adicional y simpático: se le puede poner nombre a los Gaps en el índice de clips del Timeline.
Hay algunas ventajas adicionales en este modo de edición que fui notando. Por ejemplo, cuando se hace una selección de rango con shortcuts, esta selección afecta al Primary Storyline, con lo que se pueden meter cortes muy rápidamente y las cosas conectadas correctamente se acomodan solas sin tener que andar metiendo el ratón.
Si uno no está acostumbrado al Magnetic Timeline, este modo de Primary Gap me parece que facilita la entrada al sistema. Además, si ya se empezó usando el Primary Storyline o se considera mucho mejor para el primer corte o selección (mi caso), luego se puede ir pasando todo convenientemente a Secondary Storylines o clips conectados simplemente apretando Option + Command + Flecha para Arriba (y sobreescribir el Primary con la misma combinación, pero Flecha para Abajo).
Ahora veamos lo que decía antes del Secondary Storyline de la música, porque marca algo muy interesante relacionado con el manejo de los clips de audio. Vamos a las imágenes:
Colapsado

Expandido
Lo que ven es el mismo Secondary Storyline, como se ve con los clips de audio colapsados y los mismos expandidos. Fíjense que el "trackcito" de arriba funciona como handler e indica cómo va a ir acomodado el clip de audio visualmente en el storyline, pero no afecta ni la duración ni ubicación de la media en sí.
¡Ojo! Parece irrelevante, pero si se quiere armar un Secondary (Command + G) y esos trackcitos quedan superpuestos, no se puede. En este caso, previo a aplicar el shortcut, tuve que expandir el audio y acomodar los handlers para que cupieran los clips.
Eso es todo por ahora. Espero lo hayan disfrutado.

domingo, 10 de enero de 2016

FCPX: esos baches que me persiguen

Estoy terminando el primer trabajo que hago en FCPX, así que por fin puedo opinar un poco con conocimiento de causa. Sólo voy a exponer algunas impresiones generales y luego algunos baches no tan relacionados con la edición en sí, sino con el workflow en casos puntuales, de esos que a veces pienso que sólo me pasan a mi por andar trasteando.
Las generalidades: se edita cómodo y se va acelerando rápidamente, valga la figura retórica. Se puede hacer mucho con las manos sobre el teclado, yorcuteando a piacere, aunque la interfaz tienta (y tiende) a la mausificación del trabajo. Me acabo de comprar un mouse que gusta de dominar la relación y hacer dobleclick a destiempo, con lo que si fuera menos adepto a las teclas la podría haber pasado mal. El timeline se puede mantener prolijo sin esfuerzo y sin mucho conocimiento, amén de muy organizado el laburo en general usando la metadata. Como toda primera vez, fue un poco atolondrado mi uso de estas herramientas y desperdicié mucho esfuerzo de puro entusiasta.
Conclusiones generales: para trabajos que no me pidan un soft específico, probablemente lo siga usando, porque es realmente muy cómodo y corre en máquinas no muy poderosas (esto lo hice todo en una MacMini con un disco externo USB 3.0).
Ahora, vamos a los baches.
El proyecto consistía en hacer las piezas promocionales de una serie. Para eso recibí los trece capítulos con un audio que venía directamente del offline y la música aparte (aún no estaba el sonido definitivo). Mi plan era mandar a sonido un AAF con la música y el sonido de referencia y un digital cut con timecode en pantalla (se aplica con un plug in gratuito llamado Source Timecode) para que pudieran extraer ese segmento de sonido y pegarlo reemplazando la referencia.
Entre idas y vueltas, cuando ya tengo listas las piezas para enviar, los sonidistas se fueron de vacaciones, pero ya habían enviado los stems de audio separados para las entregas finales, así que decidí aprovecharlas para hacer una mezcla aceptable sin pasar por ellos. Y ahí empezaron a aparecer pequeños hipos.
Lo primero que hice fue sincronizar los stems con la imagen en una movie de QT referenciada en el viejo FCP (era el que tenía a mano en ese momento) con la intención de directamente relinkear los clips originales a esas nuevas versiones de audio. No sin razón, aunque frustrando mis planes de automatización del procedimiento, el FCPX no gusta de relinkear a archivos en los que la cantidad de canales de audio hubieran sido alterados.
No problemo. Exporto xmls de las piezas y las ingesto al Da Vinci, para ver si ahí sí puedo relinkear a las nuevas versiones. Me encuentro con que en los proyectos dentro del Da Vinci el audio está en cualquier parte, literalmente. Incluso con clips a los que no había alterado dentro del FCPX (entendiendo por esto, clips a los que no había hecho ni Detach ni Break Apart del audio e incluso tenían el audio directamente correspondiente en duración e inicio con su contraparte de imagen), algunos de los cuales sincronizaban perfectamente... con el audio de un clip totalmente diferente. Téngase en cuenta que todo el material estaba en sólo trece archivos, así que no había mucho espacio para la confusión.
OK, vamos por la artesanal: ingesto los archivos con el audio correcto al FCPX y voy reemplazando toma por toma los audios. En dieciseis piezas, trece de quince segundos, una de tres minutos y pico y dos reducciones, a tres minutos y minuto y medio. Empecé por la más larga y las reducciones y me fui encontrando con lo siguiente:

  • Primero que nada, en las idas y vueltas, abriendo y cerrando la librería varias veces, descubrí que el único efecto de video que usé, el Source Timecode, que había aplicado a todo antes de sacar las referencias para sonido, había desaparecido misteriosamente de algunos clips... De muchos clips. No encontré el patrón para delimitar el problema, tanto porque fue el único efecto, encima de un third party, que usé, como porque no me dediqué a seguirlo y me di cuenta de su extensión cuando iba haciendo el trabajo, pieza por pieza, sin ver el comportamiento en cada una. No tengo idea de si esto pasa en general con cualquier efecto, fue causa de algún mal movimiento de mi parte o es específico de este plug in o de los plug ins externos al FCPX en general. Pero en cualquiera de las variantes puede ser MUY preocupante al momento de una entrega apurada.
  • Lo siguiente que pasó es que si bien se puede copiar el timecode del Inspector para una toma en el timeline, no lo pude pegar en las casillas del Go To Timecode de un clip en el Event Viewer, con lo que tuve que tipear todas las entradas de timecode (como encima en muchos casos el Source Timecode había desaparecido y no lo veía en el Viewer, también hube de ejercitar la memoria a corto plazo).
  • Al ir toma a toma reemplazando el audio tuve que hacer Break Apart de las tomas que aún estaban integradas con el video. Ahí noté un comportamiento que cambia la edición de sonido. Lo mejor es mostrarlo en imágenes.

Audio original
Así estaba la edición. Por practicidad, yo venía usando la función Break Apart Clip Items en lugar del Detach Audio (el Shift + Command + G me resulta más natural por algún motivo que el Ctrl + Option + S) y me encontré con esto:
Break Apart Clip Items
Como se ve, arruina la edición. El procedimiento correcto es el que indicaba arriba, Detach Audio, aunque no sabía que irían a comportarse diferente (y de hecho no me di cuenta hasta preparar este post).
Detach Audio

  • Una última cosa que encontré, no muy significativa, pero que si uno edita con el paradigma del timeline magnético ya sin pensar constantemente en él puede tener consecuencias desagradables, es que en el momento de hacer el Replace, el punto de anclaje del audio cambia. Véase:
Previo Replace
Post Replace
Bueno, nada más. Cosas muy particulares, alguna muy jorobada, como lo que pasó con los plug ins, otras medianamente malas, como el traspaso fallido del xml al Da Vinci (probé con las dos versiones), otras simplemente mejorables, como el copiar timecodes entre diferentes ventanas, y algunas que sólo implican conocer mejor el programa.
Una experiencia no tan mala considerando todo. Para lo que es la edición en sí, mucho más fluida y amigable que en Premiere o Da Vinci (este anda bien, pero requiere mucho equipo para correr lindo).