jueves, 26 de julio de 2007

La manzana de Newton, la naranja de Darwin...


Ayer leí en el blog Ensayo y error de Valeria Román de Clarín la entrada El obispo, el mono y el bulldog.
Pensé que era sobre la campaña y los problemas del PRO en elegir candidato a presidente, pero no.
La parte principal dice los siguiente:

El acalorado cruce de comentarios sobre el aborto legal y seguro me recuerda al debate sobre la teoría de la evolución en el siglo XIX. El naturalista británico Charles Darwin publicó su teoría en 1859. El primer día que salió a la venta se compraron 1.250 libros y la polémica que se armó fue muy tensa.

Darwin había publicado evidencias científicas que demostraron que las especies cambian a lo largo del tiempo y que los simios tuvieron antepasados en común con los seres humanos.

Hay una metáfora anglosajona que dice más o menos, refiriéndose a las falsas analogías, "estás comparando manzanas con naranjas".
La idea es que las dos son frutas, pero ahí se acaba la similitud.
El artículo empieza con una analogía (de orden personal, debido al adecuado "me recuerda") entre dos debates, el de la evolución a fines del siglo XIX y el del aborto a principios del siglo XXI, que no tienen en común más que son debates y son acalorados.
Pero vamos por los temas de fondo primero.
La comunmente llamada "teoría" de la evolución no es tal. La evolución es un hecho científico, comprobado por el registro fósil y la observación directa de fenómenos evolutivos.
Si bien en la época de Darwin esto no era tan así, lo que él propone no es "la" teoría de la evolución, sino "una" teoría de la evolución, para explicar los mecanismos de la misma.
¿Cuál es la diferencia?
Usemos una analogía: que el sol sale todas las mañanas es un hecho científico comprobable. Ahora bien, yo puedo hipotetizar que se debe a que el Sol gira alrededor de la Tierra o a que la Tierra gira sobre su eje. Esas son dos teorías que explican los mecanismos del hecho científico de que el Sol sale a la mañana.
Ambas teorías pueden ser refutadas por medio de la observación astronómica. Una de las dos fue contrastada a favor con las observaciones tantas veces que a su vez se ha vuelto un hecho científico: la Tierra es la que gira.
Darwin lo que hace, entonces, es arriesgar una hipótesis de como es que funciona el hecho científico de la evolución. El propone, específicamente, un modelo de cambio al azar y selección natural para adaptarse a las condiciones locales. Esta es básicamente la teoría darwinista de la evolución, que por pereza convertimos en teoría de la evolución y así terminamos confundiendo el hecho (la evolución) con la teoría (el mecanismo darwinista de cambio aleatorio y selección natural).
Esto es básicamente donde estamos parados hoy. Existen teorías científicas de la evolución diferentes de la de Darwin, en su gran mayoría superadoras, como sucede con la "evolución" dentro de las ciencias.
¿Quiénes se opusieron a Darwin en su momento? Bueno, es evidente que muchos religiosos, pero la mayor oposición no vino de la iglesia (o las iglesias), sino de los mismos científicos de su época. Algunos porque rechazaban la evolución in toto, otros porque adherían a otros modelos evolutivos (lamarckianos, por ejemplo).
Lo mismo pasó con Galileo: por más que se ponga a la Inquisición como los malos, ellos sólo fueron los ejecutores de lo que pedían los colegas de Galileo (hay que notar, sin embargo, que en esa época la "investigación científica" no existía como tal y que los eruditos en todos los campos eran casi todos eclesiásticos. No se puede meter nuestro modelo con calzador en el pasado sin deformar el contexto).
¿Por qué se hace tanto hincapié, entonces, en los religiosos que se oponen/opusieron a las ideas científicas? Arriesgo dos razones: detenta(ba)n mucho poder sobre la opinión popular y sus fanáticos eran un blanco fácil de rebatir sin esforzarse intelectualmente, ergo, excelente material de propaganda de la ciencia (la propaganda tiende a simplificar las cosas para volverlas fácilmente digeribles, sin importar mucho si la verdad sale mal parada del intento).
Hoy por hoy, muchas religiones aceptan la evolución como un hecho, dejan la discusión de los mecanismos a los científicos (muchos de ellos religiosos, laicos y de los otros) y se dedican, en su gran mayoría, a discutir la metafísica del asunto, que es su campo.
Hay fundamentalistas que siguen negando los hechos, pero de ese tipo de gente hay en todos lados.
Así, el religioso (occidental y judeo-cristiano) puede preguntarse con toda propiedad cuándo (en qué punto de la evolución desde el primate primordial) el hombre recibe el alma y se vuelve, entonces, un sujeto de la "gracia divina".
No es un tema menor, ya que en esta pregunta metafísica reside mucho de la ética de nuestra cultura. Pero no es una pregunta científica.
Y acá es donde entroncamos con el debate sobre el aborto.
Se confunde un debate sobre un tema eminentemente científico con otro sobre ética.
Es más, la analogía en sí sugiere que hay una posición "científica" sobre el aborto y otra "religiosa" (en realidad, más bien "oscurantista"). Esas asociaciones simples, como decía antes, refiriéndome a la propaganda, funcionan en desmedro de la verdad. De hecho, son el material básico de la propaganda, pero ese es otro tema.
Sobre el tema del aborto hay dos preguntas científicamente válidas, pero engañosas en cuanto a sus consecuencias.
La primera es, ¿dónde empieza la vida?
La otra es, ¿dónde empieza la conciencia?
Son preguntas que no tienen respuesta clara y que están en los límites de la ciencia con la metafísica.
¿Tiene vida un prión? ¿Un virus? ¿Un óvulo fecundado?
Depende de dónde uno se pare, la respuesta para las tres puede ser si o no. Uno puede argumentar que, por ejemplo, un virus tiene vida al ser un organismo autónomo, mientras que un óvulo fecundado tiene vida en el mismo sentido que la sangre o las uñas, como parte de una entidad mayor, pero al no ser autónomo, no está vivo per se.
¿Cuándo empieza la conciencia?
Acá el asunto es más difícil aún: ¿nos volvemos totalmente deterministas (fundamentalistas científicos, me atrevería a decir) y consideramos que la potencialidad del individuo está absolutamente contenida en la mezcla única y prácticamente irrepetible de los genes del padre y de la madre en el óvulo fecundado? ¿O determinamos que la conciencia debe ser considerada otra cosa y depende de la capacidad de tener "conciencia de sí mismo", algo que se desarrolla a posteriori? ¿O suponemos conciente al ser vivo capaz de sufrir?
Mientras tanto, el gran dilema religioso es similar al de la evolución: ¿Cuándo entra el alma al cuerpo? ¿Cuándo se fecunda el óvulo? ¿En algún momento en el proceso embrionario? ¿Cuándo es bautizado?
¿Qué nos queda entonces, cuando en realidad la ciencia no aporta una respuesta, porque virtualmente el tema está fuera de su campo y se convierte en un problema ético?
Simple: tratar el debate como lo que es, un debate sobre ética.
No es un debate sobre hechos o teorías científicas, si no un debate sobre posiciones personales, éticas y morales.
Si hay algo que le hace mal a la ciencia y a la aceptación y uso popular del método científico es que la utilicen como argumento de autoridad en campos que le son ajenos: "es así porque la ciencia lo dice" es tan nefasto como "es así porque mi libro sagrado lo dice", o "es así porque Dios me lo dijo al oído".
Sí se debe aplicar la lógica al debate. Sí, hasta donde es posible, el método científico, que permite separar la proverbial paja del trigo.
Mi posición respecto al "debate sobre la evolución" me parece que es clara: estoy del lado de lo que se puede comprobar científicamente.
Mi posición respecto al aborto es simple: no estoy en contra.
Soy agnóstico, así que no suelo "creer" en las cosas. No tengo claro dónde empieza la conciencia, dónde la vida, dónde la responsabilidad de los unos por los otros.
Si tengo claro que todos los años muchas mujeres (y niñas) abortan en condiciones deplorables, con riesgo de su vida.
Así, aunque muy en el fondo no puedo dejar de ver el aborto como un asesinato, no creo que las prohibiciones sean la solución de nada, sino la educación. Pero para que la educación haga efecto hace falta primero contener el problema concreto hoy.
Hoy hay violaciones.
Hoy hay embarazos peligrosos para la madre.
Mientras como sociedad no resolvamos esos problemas (cosa que tal vez nunca podamos), no podemos darnos el lujo de tomar ciertas posiciones éticas mientras gente inocente (mujeres) muere.
Soy brutalmente pragmático con esto, aún contra lo que siento directamente como "lo correcto".
Tal vez muera algún Darwin embrionario en el proceso, pero estamos matando asimismo a la madre que podría darnos otros.

domingo, 15 de julio de 2007

Lo que dicen los otros II

Este párrafo no tiene nada que ver con mi visión del mundo, pero me provoca una ternura increíble:

Las junturas alares de una tijereta, las articulaciones de sus antenas, se hallan tan extremadamente trabajadas que se diría que el Creador no tenía nada más que hacer. No se aprecian signos de una menor atención debida a la multiplicidad de objetos, ni tampoco de distracción del pensamiento debida a la variedad. Por lo tanto, no tenemos razones para temer que se nos olvide, se nos pase por alto o se nos descuide.


William Paley - Natural Theology (citado en Ocho cerditos, de Stephen Jay Gould)

martes, 10 de julio de 2007

Nevada mortal

¡Hágase amigo de los cascarudos!
¡Los gurbos están aquí para ayudarnos!
¡Los manos te dan una ídem!

Juan Salvo (versión 90s)

domingo, 8 de julio de 2007

Sueños IV: La Premonición

"There are more things in heaven and earth, Horatio, Than are dreamt of in your philosophy."

William Shakespeare - Hamlet (I, v, 166-167)

Uno sueña con personas.
A veces, sueña con una persona específica.
Hace un par de semanas soñé con Silvina.
La situación era rara, como suele suceder en los sueños: estábamos en la casa de los padres de ella, que no era la casa de los padres de ella, y estaban sus padres, pero no se parecían a sus padres (sobre todo su madre, me recuerda, despierto, mucho más a la madre de Lucrecia). Yo tenía algún tipo de conversación o discusión con el padre. No recuerdo casi ningún detalle. De todos modos, creo que nunca le gusté al padre...
Pero eso es sólo un sueño. Lo raro viene cuando, despierto, Silvina se conecta al MSN después de un par de meses de no aparecer...
¿Fue el sueño una forma de precognición, de aviso de su reaparición?
Otra cosa interesante: en el momento en que chateé con ella, ni me acordé del sueño. Recién al lavarme los dientes antes de acostarme esa noche, recordé el asunto.
¿Qué es lo que pasó? ¿Son esos sueños sólo juegos de la memoria? ¿Errores en el archivado de los recuerdos? ¿El deja vú es algo parecido?
Misterio.