domingo, 7 de junio de 2009

¡A cada marmota le llega su día!



Hace poco me sentí defraudado por una peli. Lo que es peor, no por una nueva, si no por una vieja, que ni siquiera vi de nuevo.
Es difícil hablar de sentirse así por una película que aún hoy creo que no podría ver sin disfrutarla e incluso llorar en los momentos indicados, pero es lo que pasó.
El día de la marmota (The Groundhog Day) es uno de esos films que llegan de una manera casi artera al corazón, sin grandes despliegues ni florituras. Una de esas extrañas casualidades de directores y guionistas mediocres a los que les sale algo bien (Casablanca tiene algo de esto también, aunque me quemen por hereje por decirlo). La actuación de Bill Murray como Phil Connors es soberbia, el timing del relato es perfecto, la historia está bien contada y tiene un final feliz totalmente acorde con la anécdota. Además deja un mensaje aleccionador sobre la capacidad de los seres humanos de mejorar y cuanto mejor es la vida cuando dejamos nuestro egoísmo de lado y vivimos en armonía con los demás.
Si todo funciona tan bien, ¿con qué me enojé, y después de tanto tiempo de apreciarla?
Creo que el problema pasa por Phil Connors. Es un egoísta absoluto y realmente lo único que le importa es encamarse con su productora.
Me dirán que ese es el eje del mensaje: como incluso alguien tan vacío y superficial puede cambiar y convertirse en mejor persona. Y tendrán razón: a esa parte de nosotros apela la película, a nuestra parte egoísta. Todos nos podemos identificar con Phil en algún punto.
O, tal vez, que es una metáfora de la vida entera: en ese día vemos lo que Phil debiera hacer en su vida para volverla mejor.
O, incluso, como proponen los budistas (que la adoran, por cierto), que la película habla del karma y cada día es una vida en la cual el avatar de Phil asciende un peldaño en su evolución hacia el nirvana.
Todo muy lindo, todo muy atendible. Pero este tipo Connors sigue siendo un marmota egocéntrico al que no le interesa mejorar. A él le interesa encamarse con la productora y punto. Ser buen tipo no le aparece en el radar ni por un momento.
Eso es lo que me dio de golpe como un mazazo en mis partes nobles. Me di cuenta de que en ningún momento de la peli se cuestiona que todo este loop temporal, que en manos de alguien que realmente se preocupe por los demás hubiera sido un verdadero regalo para la humanidad, no para el individuo, está enfocado en conseguir que finalmente un tipo que es una verdadera porquería se encame con la mina que quiere.
Porque no hay otra vuelta. Phil no piensa en la oportunidad que tiene para mejorar como persona si no hasta que pasó por una ordalía de desastres, de placeres e incluso de muertes. Y ahí casi que lo hace por aburrimiento, porque ya no le queda otra. Después sí, parece mejor persona y tal vez lo sea. Nadie sale sin cambiar de una experiencia infinita de dolor y placer, de aburrimiento y satisfacción. Si Phil ese día se iba lo más pancho a su casa, no le cambiaba nada. Un tipo menos egoísta se hubiera tal vez torturado años con contrafactuales (que hubiera pasado sí) incluso en caso de que su único objetivo hubiera sido tener una oportunidad con la productora.
Además, lo que sea que lo haya puesto en el loop, parecía no dispuesto a sacarlo hasta que efectivamente "mejorara" (léase, fuera capaz de enamorar a la minita).
Tenemos entonces que la experiencia en sí no es azarosa. Existe alguna "inteligencia" manejándola.
Ahora bien, si existe esa inteligencia, ¿por qué corno no eligió a un buen tipo? ¿Se imaginan lo que se hubiera conseguido, aunque sea a nivel local, con un tipo que realmente estuviera interesado en ser mejor como persona, o aunque sea en algún ámbito del conocimiento? ¡Si el idiota de Phil hasta aprendió a tocar el piano!
No sé, aunque fuera, me parece que un tipo bueno que se quisiera encamar con la chica y sólo hubiera obtenido ese resultado (apuesto que en menos días y sin pasar por las etapas de hedonismo y aniquilación) estaría más justificado. Al final, se premia convirtiendo en mejor persona y dándole la chica a un energúmeno pomposo sólo interesado en sí mismo. ¿Dónde está la justicia en eso?
Entonces uno se pregunta, en un universo en que existen inteligencias superiores capaces de jugar así con los seres humanos y el tiempo, ¿qué pasa con los buenos?¿Qué oportunidad tienen? Quiero creer que la respuesta no sea la del Libro de Job, de la Biblia. Por ser piadoso (en el sentido estrictamente religioso de la palabra) a Job lo entregan a Saitán (el Adversario) para que haga lo que quiera con él, casi que como resultado de una apuesta entre Jehová y su hijo descarriado. Y lo hacen pelota: le matan a los hijos y al ganado, lo enferman de la peor manera posible, todo para que diga algo contra Dios. Increíble (es uno de los relatos más interesantes de la Biblia).
Lo peor de todo es que la película me va a seguir gustando. Eso sí, no voy a poder parar de preguntarme que hubiera pasado si ese mismo día se lo otorgaban al menos a un investigador en la lucha contra el HIV, aunque no fuera tan buen tipo.

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